Filete de magret de pato con pimienta verde "a la francesa"

Cuando hablo de carne y añado el adjetivo "a la francesa" quiero decir que la carne está cruda o muy cruda en su interior. De hecho esta receta parte de la premisa que la salsa se terminará de hacer con la sangre de la pechuga del pato. Si esto no es de vuestro agrado, utilizad algún caldo de ave para darle consistencia. 

En Francia son muy especiales con la carne. No hay duda que el camarero os preguntará si queréis la carne poco hecha, medio hecha o muy hecha, pero la escala de valores que aplican es muy diferente comparada con la de otros países. Así para un español el "poco hecha" francés es prácticamente un tartare. El medio es cruda, sangrante por dentro y el muy hecha es cruda rosada en su interior.  Ya podéis devolver el bistec crudo tres y hasta cuatro veces a la cocina que os lo devolverá igual. Y ya no hablo de los griegos, para los cuales el muy, pero que muy hecho español es para ellos "ligeramente crudo".

Al menos la carne de pato no es tan escandalosamente abundante en sangre como la de res.

INGREDIENTES (1 persona) :

Uno o dos filetes de magret de pato (se corta en vertical para que uno de los filos tenga la grasa típica del magret)
Media cucharada de granos de pimienta verde
1 cucharada de nata para cocinar
Un cuarto de vaso (50 ml) de vino tinto
Sal
Pimienta negra
Mantequilla

En una nuez de mantequilla freímos los filetes por un lado durante 3 minutos exactos.

Transcurrido el tiempo añadimos los granos de pimienta, para dar a continuación la vuelta y hacer la otra cara dos minutos exactos.

Retiramos la carne y la reservamos, manteniéndola caliente.

Vertemos el vino en la sartén y la desglasamos (el magret habrá dejado bastante grasa). Una vez el fondo de la sartén está limpio añadimos la nata y volvemos a incorporar la carne. La dejamos hacer 1 minutos y se sirve, cubierta con la salsa y salpimentada.

Vamos, para los fanáticos de la carne. Y lo dicho, si tanta "crudeza" no os va, incorporad medio vaso de caldo de pollo y obtendréis la jugosidad que hubieráis obtenido con la sangre.