Pastel de pescado y marisco

Esta es  una receta muy sencilla siempre y cuando se emplee un pescado fácil de desespinar, como es el caso de la merluza. Ocurre que los pescados con un sabor más rotundo - cabracho, trucha, salmonete - serían perfectos para este tipo de receta pero quitarles las espinas es realmente complicado. Y hay que hacerlo muy bien porque es muy desagradable encontrar una espina en el pastel además de existir un serio peligro de atragantamiento. Por otro lado los pescados con muchas espinas si además tienen un fuerte sabor, pueden provocar cierto rechazo entre aquellos miembros de la familia que no son muy amantes de este tipo de alimento. Así que no nos vamos a complicar la vida y eligiremos un pescado fácil de desespinar. Para darle un poco más de gracia añadiremos unas gambas. 

INGREDIENTES

1 merluza de tamaño medio
100 gramos de gambas peladas
4 huevos
200 gramos de salsa de tomate
200 ml (un brick pequeño) de nata para cocinar
Aceite virgen extra de oliva 
Sal
Pimienta  
Mantequilla
Pan rallado
Mahonesa 

Colocamos la merluza en agua o caldo de pescado hirviendo. En unos diez minutos estará hecha. Sacamos del agua y reservamos. Mientras freímos las gambas peladas en un poco de aceite. Cuando la merluza se ha enfriado procedemos a quitarle la carne y desmenuzarla con cuidado de que no se cuele ni una sola espina. La piel también se desecha y en general cualquier parte que no sea la carne blanca. 
En un bol grande introducimos la carne, la salsa de tomate, las gambas, la nata y los huevos. Batimos bien para que los ingredientes queden bien mezclados. Salpimentamos al gusto.
Pintamos con mantequilla el interior de un recipiente adecuado para ir al horno y espolvoreamos con pan rallado. También podemos obviar este paso e introducir en el fondo papel para hornear puesto que con la mantequilla sólo pretendemos que el pastel sea fácil de desmoldar. Precalentamos el horno a 190 grados y horneamos el pastel durante 45 minutos o hasta que introduciendo un palillo éste aparezca seco. El pastel no subirá puesto que no lleva levadura, así que la acción del calor del horno sólo pretende cuajar la masa gracias al huevo.
Dejamos enfriar el pastel, lo desmoldamos e introducimos en la nevera. Se sirve cortando porciones y con un poco de salsa mahonesa. Este pastel es perfecto para hacer comer pescado a los niños - el sabor es muy suave - pero si encuentran una sola espina nuestro gozo se puede ir al pozo.