Café árabe (estilo Arabia Saudita)

Una de las sorpresas al visitar por primera vez un hogar de Arabia Saudita es que, a modo de cortesía, te sirven un café muy especial. Especial en primer lugar porque es de color amarillento y en segundo lugar porque no sabe a café. No al menos al café al que estamos acostumbrados en Occidente.

En Arabia Saudita se pueden encontrar todas las recetas típicas de Oriente Medio pero debido al uso y abuso que hacen de las especias notas de inmediato que estás más cerca de la India. Puedes encontrar especias prácticamente en todos los platos distorsionando el sabor del alimento de manera que también se percibe un cierto enviciamiento en el uso. Mi socio en Riad, miembro de la antigua familiar real de la ciudad, se quejaba de los kilogramos de especias que su mujer adquiría cada mes y que constituían un pellizco nada despreciable en la economía de su casa. El abuso de las especias también es un signo de ostentación porque aquel líquido amarillento que me dejó perplejo contenía, como supe más tarde, dos de las especias más caras que se pueden encontrar.
INGREDIENTES :
3 tazas de agua
3 cucharadas cardamomo
2 cucharadas de café árabe
1 / 4 cucharadita de azafrán

El cardamomo es una especia de la familia del jengibre que tiene un aroma muy particular. Los principales cultivadores se encuentran en Asia si bien es Guatemala el mayor productor. Se utiliza sobretodo para el café árabe que nos ocupa aunque determinadas recetas también la contienen. Es, trás el azafrán y la vainilla, la especia más cara.
El azafrán es el estigma de una flor que utilizada como condimento proporciona una sabor peculiar tiñiendo la comida de un color amarillo intenso. Es, con diferencia, la especia más cara del Mundo.
Para preparar un genuino café árabe tal y como se sirve en Arabia Saudita se debe hervir el agua en una olla. Se añade el café al agua para llevarlo al hervor a fuego muy lento. A continuación se retirar del calor para que el café se asiente. Ahora añadimos el cardamomo y el azafrán. A continuación colocamos de nuevo al fuego para darle otro hervor y servir inmediatamente.
La forma de servirlo también es singular. Se utiliza generalmente una cafetera omaní extremadamente elegante, tal y como se ve en la fotografía adjunta. En el cuello se ha introducido una especie de estopa que hace de filtro y evita la caida de los posos en la taza. Se sirve en tazas muy pequeñas y con las cantidades descritas en esta receta se deberían poder llenar unas 8 tacitas pequeñas.
Tal vez alguien diga que el café árabe que una vez tomó no era amarillo en absoluto. Esto es cierto, sobretodo si ese café no llevaba azafrán ya que debido al alto precio se suele escatimar. Por otro lado cabe indicar que el azúcar se puede añadir a posteriori ya que la taza se sirve sin posos.