Pesto (Italia)

No, no he estado de vacaciones. Durante más de un mes he estado muy atareado terminando un par de libros y con varios compromisos laborales muy importantes de manera que el primer afectado ha sido este blog. Afortunadamente las vacaciones que se avecinan - y que yo lamentablemente no tomaré - me dan un respiro que podré dedicar a Media Hora para Cocinar.

Se me antoja también que el verano no es la mejor época para cocinar fuera de las socorridas ensaladas y sopas frías. A veces tengo auténticos problemas para llevar una dieta equilibrada que incluya, sin provocarme sofocos, legumbres, verduras, cereales, lácteos, pescado azul, alguna carne y frutas. Si pensamos además que durante el verano la convivencia con nuestros hijos es mucho más prolongada la composición de los menús, ligeros, nutritivos y variados es primordial.

La pasta en verano es una socorrida forma de contentar a los pequeños y pasar pocas horas en la cocina. Los hidratos de carbono proporcionan energía que se consume de forma rápida. Si después de comer los niños van a la playa o la piscina un único plato de pasta puede ser suficiente, reservando para la merienda o la cena algún aporte más calórico. Puesto que en época de vacaciones nuestros hijos se van a dormir bastante más tarde no hay peligro de que la digestión se solape con el sueño.

Una forma muy ligera y saludable de 'decorar' la pasta se consigue empleando la salsa pesto. El pesto es originario de Génova y su composición es cien por cien mediterránea. Emplea como base el ajo, el aceite de oliva y la albahaca. Es muy importante emplear hojas de albahaca frescas, a ser posible de alguna maceta que tengamos en casa. La albahaca se degrada rápidamente y si no es fresca nos costará más de digerir e incluso tendremos problemas digestivos, situación totalmente contraria a la esperada ya que la albahaca fresca es una gran ayuda para los problemas intestinales.

INGREDIENTES :

Medio vaso de queso parmesano rallado
Alrededor de 30-40 hojas frescas de albahaca
1 diente de ajo
2 cucharadas de piñones
Medio vaso de aceite de oliva virgen extra
1 cucharadita de sal
Opcional : 1 cucharadita de pimienta negra molida
caldo vegetal o agua de la cocción de la pasta

La preparación tradicional del pesto es en mortero pero prácticamente queda igual de bien empleando la batidora eléctrica. Basta echar todos los ingredientes en el vaso de mezclar y batir hasta que quede bien fino. Si queda una pasta demasiado compacta la deberemos diluir empleando caldo de verduras bien colado o incluso el agua de cocción de la pasta que vayamos a consumir. Si queremos que la salsa quede un poco fuerte basta añadir pimienta negra molida.
Ahora ya podemos cocer cualquier tipo de pasta (macarrones, tallarines, spirali etc) según nos indique el fabricante y una vez al dente, rápidamente añadirle la salsa pesto (generalmente fría aunque se puede templar al baño maría o al microondas) mezclando con fuerza. Las cantidades expresadas anteriormente serían adecuadas para 4 raciones de manera que basta doblarlas para obtener más raciones. Alguien me ha comentado que el pesto se puede congelar y hacer grandes cantidades. Se congela en pequeñas unidades y se reutiliza cuando se desee. No he probado el tema de la congelación así que lo dejo en mano de los lectores más experimentadores.

Muy a menudo en restaurantes o comprando el pesto ya hecho hemos notado que la pasta aderezada se volvía pesada y algo indigesta. Más de uno arruga la nariz cuando oye hablar de pesto. Quede claro que si eso ocurre es porque el aceite no es de buena calidad o la albahaca no es fresca. La salsa pesto auténtica es muy saludable y refrescante, otra cosa es que los fabricantes o restauradores aprovechen lo peor de la despensa para hacer sus salsas.