Os voy a dar una receta con una extraña advertencia : no os aconsejo que lo hagáis. Es una receta complicada y tediosa, casi diría que más que la del panettone, así que los italianos raramente la hacen en casa. Ellos lo encargan para Navidad en su panadería o confitería de confianza y se ahorran mucho trabajo y un más que probable fracaso.
El origen de esta receta se encuentra en Verona. Procede de un antiguo dulce típico de la ciudad que fue modificado y el proceso patentado por un pastelero a finales del siglo XIX. Su diseño de estrella de ocho puntas también es característico del Pandoro. Al contrario del panettone, carece de fruta y mientras que el primero se parece más a la masa del pan, el pandoro tiende más a semejarse a un bizcocho. En cualquier caso ambos dulces, tan típicos de la Navidad italiana, son relativamente recientes y por ello no deja de sorprender que se hayan popularizado en tantos países. Ojalá los turroneros españoles, con más de mil años de historia, hubieran promocionado de forma tan eficaz su producto : ahora se comería turrón de Nueva York a Hong Kong.
En cualquier caso, para los más osados, ahí va la receta. Suerte. A mi sólo me salió a la tercera vez. Atención : las medidas exactas al milímetro, así que si no tenéis balanza de cocina, olvidaos.
INGREDIENTES :
450 gramos de harina de fuerza
4 huevos
170 gramos de mantequilla sin sal
135 gramos de azúcar
Una cucharadita de sal
Azúcar glass
18 gramos de levadura de cerveza o levadura fresca
Un sobre de esencia de vainilla
En un bol grande mezclamos 15 gramos de levadura con 60 ml de agua tibia, 50 gramos de harina, una cucharada de azúcar y la yema de un huevo. Mezclar bien hasta que quede una pasta homogénea. Se cubre con un paño de algodón y se guarda en un lugar cálido hasta que dobla de tamaño.
Ahora vamos a hacer la segunda mezcla. Añadimos a la primera mezcla 200 gramos de harina, 2 cucharaditas de agua, 3 gramos de levadura (el restante), 1 huevo, 25 gramos de azúcar y 30 gramos de mantequilla. Mezclamos bien y guardamos de la misma manera que antes hasta que doble (en este caso tardará unos veinte minutos).
Ahora viene la tercera. Añadimos otros 200 gramos de harina, 2 huevos, una cucharadita de sal, otra de extracto de vainilla y amasamos durante al menos una hora. Luego se mete en un recipiente engrasado con mantequilla, también cubierto con un paño de algodón hasta que duplica su volumen (tardará una hora y media). Metemos en la nevera durante media hora.
Después del paso por el frigorífico vamos a hacer el proceso que da el toque distintivo al pandoro. Necesitamos 140 gramos de mantequilla ablandanda. Extendemos la masa con un rodillo. En el centro colocamos la mantequilla y cerramos los bordes de la masa sobre la misma. Aplanamos de nuevo con el rodillo y formamos un rectángulo. Se deja de nuevo en la nevera durante media hora. Cada media hora sacaremos la masa y la trabajaremos con el rodillo. Así hasta tres veces.
Nos engrasamos las manos con mantequilla y formamos una bola con la masa. Colocamos la masa en un molde de pandoro - que supongo no tenéis - pero a mi me funcionó una con la forma típica de los flanes grandes. El molde lo engrasamos con harina y azúcar glass y lo llenamos sólo hasta la mitad. Esperamos un rato y si todo ha ido bien la masa doblará su tamaño y quedará a ras del borde del molde.
Precalentamos el horno a 170 grados. Horneamos el pandoro durante 10 minutos y posteriormente a 160 grados durante otros diez minutos. Sacáis del horno, desmoldáis y cubrís con azúcar glass o azúcar glass vainillado. Si os ha salido bien, felicidades : os sabrá a gloria comparado con los que se encuentran en los supermercados.