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Viajar comiendo : Estambul, primera parte

El Bósforo y en primer término el Mármara vistos desde el satélite

La Semana Santa está a la vuelta de la esquina y creo que es buen momento para plantear algunos viajes que se pueden realizar en un combinado "turístico-gastronómico". Vamos a empezar con Estambul. Es una ciudad que me conozco al dedillo (he estado, literalmente, 34 veces) así que os puedo proporcionar algunas sugerencias que no encontraréis jamás en las guías de viaje.
En primer lugar no os dejéis impresionar por la inmensidad de la ciudad. Puesta sobre el mapa abarca toda la longitud del Bósforo, desde el Mármara hasta el Mar Negro (alrededor de 30 Kms) pero lo importante, lo que merece ser visto, se encuentra dentro de unas "dimensiones" que no revelan los 9 millones de personas que dicen habitan la ciudad de forma oficial (extraoficialmente las autoridades locales admiten, apesadumbradas, hasta 15 millones). Otra información reconfortante es que Estambul es una ciudad con "río". No, no es que se asiente en las riberas de un río, sino que el Bósforo actúa como río de la ciudad. Las ciudades con río, sobretodo si posee un caudal importante, suelen haber crecido a partir de él y por tanto los monumentos y principales atractivos turísticos siempre se encuentran en su inmediaciones. Ocurre con París, Budapest, Praga, con Londres y Colonía con ríos de agua dulce, y también ocurre con Dubai o Estambul con cursos de agua salada. Además el río actúa como punto de encuentro, el lugar a dónde retornar para volver a encontrar el hilo de nuestra ruta.
Estambul es una ciudad que se puede visitar en tres o cuatro días. Parece que son pocos días pero cuando era un hombre de negocios aprendí a resumir las visitas turísticas a los breves espacios de tiempo que me dejaba mi labor. En Estambul es necesario visitar el barrio histórico de Sultanahmet, la zona del Cuerno de Oro, Taksim y Ortaköy, cruzar el Bósforo para poner un pie en Asia y conocer un poco la zona asiática, principalmente las inmediaciones del estadio del Fenerbahçe donde se halla la calle Bagdad, paradigma de lo que uno nunca se esperaría encontrar en un país musulmán. Finalmente considero imprescindible "vivir" el Bósforo visitando al menos una isla del Mármara (aconsejo Heybeliada), tomar un ferry que nos lleve hasta los castillos de Rumelihisan y Anadoluhisan así como acercarse hasta el Mar Negro, auténtico hito final del Gran Estambul.
Museo de Hagia Sofia (Santa Sabiduría)

La geografía reducida de Estambul se describe con pocas líneas. Se aterriza en el aeropuerto Atatürk, en el lado europeo de la ciudad. El aeropuerto se encuentra relativamente cerca de la ciudad y la pista de aterrizaje prácticamente empieza en una playa del Mármara. El Mármara era conocido en la antigüedad como el Propontis, es decir, el mar que antecede al Pontis que era la denominación griega del Mar Negro. El Mármara es un mar bastante pequeño unido al Mar Negro por el Bósforo y por el Sur con el mar Egeo a través del estrecho de Dardanelos. Cerca del estrecho del Dardanelos se encuentran los restos de la ciudad de Troya y Gallipoli, famosa por la escabechina que perpretó el ejército turco contra las tropas australianas y neozelandesas durante la Primera Guerra Mundial. El Mármara se va estrechando hacia el norte hasta convertirse en el Bósforo (Bogaziçi en turco, pronúnciese Boaazichi). El Bósforo es un estrecho canal de apenas 750 metros de anchura en algunos puntos y 30 kilómetros de longitud. Los grandes barcos no pueden atravesarlo libremente por el peligro que existe de embarrancamiento. Por ello, de forma ordenada, aguardan fondeados en el Mar Negro o en el Mármara hasta que un práctico los ayuda a cruzar sin peligro. Si te colocas al nivel del mar es impresionante ver los grandes buques deslizarse entre los edificios de las riberas. Si además hay niebla parece que surjan de la nada como barcos fantasma. A unos seis kilómetros al norte del aeropuerto, cuando empieza el Bósforo, encontramos una península elevada de forma triangular. Estamos es Sultahmet, el núcleo fundacional de la ciudad de Bizancio. En Sultahmet encontraremos gran parte de los monumentos que merecen la pena ser vistos (Hagia Sofia, Topkapi etc). Cruzando esta península o bordeándola llegaremos al puente de Gálata que cruza una especie de ría. Si véis al fondo, elevada sobre una colina, una torre de base circular coronada por un tejado cónico - la Torre Gálata - es que no os habéis equivocado y estáis en El Cuerno de Oro, el antiguo puerto de Bizancio/Constantinopla.

Vista general del Cuerno de Oro, con la torre Gálata al fondo, en la parte europea.

Atravesando el puente os encontraréis con el auténtico inicio del canal del Bósforo (hasta ese momento sólo veíamos el estrechamiento del Mármara). Seguid la calle que bordea la ribera y en unos dos kilómetros os encontraréis con el embarcadero de Besiktas (se pronuncia Beshíktash).
De este embarcadero - hay muchos otros - parten ferries que atraviesan el Bósforo rumbo de la parte asiática. Justo antes del embarcadero (Iskelesi en turco, que literalmente significa muelle) se encuentra el palacio de Dolmabahçe (Dolmabache) un lugar que inexcusablemente deberemos visitar.

Vista aérea de la plaza Taksim

Si torcéis a la izquierda abandonaréis el Bósforo para, subiendo un repecho y dejando a la derecha el Inönü Stadium (el estadio del Besiktas) , llegaréis a la plaza Taksím que es un poco el núcleo central de Estambul. No tiene pérdida. Guiaros por la mole del hotel Hyatt y al llegar al hotel Divan, que está justo al lado del Hyatt pero es de dimensiones más modestas, giráis a la izquierda y la plaza Taksim ya está a la vista. Cruzándola totalmente llegaréis a la calle Istiklal, lugar por donde discurre un vetusto y típico tramvía. La calle Istiklal también será un lugar que deberemos visitar.

Calle Istiklal

Si volviéramos sobre nuestros pasos o no hubiéramos abandonado la calle que acompaña el discurrir del Bósforo pasaríamos el embarcadero de Besiktas y a la izquierda dejaríamos la importante Avenida Barbaros. Barbaros es el nombre turco de Barbaroja (Barba-ros), el que para los occidentales fue un sanguinario pirata y para los turcos, sus compatriotas, un héroe. Este diferente enfoque de la Historia no nos es ajeno. A los catalanes se nos explica con pasión como la Gran Compañía Catalana, compuesta por soldados almogávares, acudió en ayuda del Imperio Bizantino en sus luchas contra los turcos y cómo su comandante Roger de Flor fue asesinado a traición debido al éxito de sus campañas. Los soldados catalanes, en venganza, provocaron una terrible desolación en Tracia conquistando finalmente el Ducado de Neopatria (Atenas) para su propio disfrute. Desde el punto de vista Oriental, esta vez compartido por griegos y turcos, Roger de Flor no era mas que un mercenario sin escrúpulos que comandaba una banda de facinerosos a los cuales les importaba bien poco saquear a quienes decían defender. Es cierto que combatieron y vencieron a los turcos, pero al final hicieron mucho mayor daño al ya de por sí decadente Imperio Bizantino. Fue de tal magnitud la desolación provocada por los catalanes que su nombre se evocaba para amedrentar a los niños griegos revoltosos y en la iglesia ortodoxa de la isla griega de Tinos una placa en el exterior conmemora la matanza que hicieron entre la población inocente en uno de sus habituales pillajes. Está claramente contrastado que Roger de Flor fue un tipo de lamentable catadura, igual de pernicioso para cristianos como para musulmanes, por lo cual cada vez que paseo por una importante calle de Barcelona bautizada con su nombre no dejo de sentir cierto escalofrío por todo aquello que nos cuentan los libros de Historia y nadie se molesta en comprobar. Así que no os escandalicéis por la estatua de Barbaros.
Ahora queda un largo paseo por la calle Çiragan. Es largo pero muy agradable ya que es, junto a Sultanahmet y Bagdad, lo mejor de la ciudad. En la parte izquierda se abre una gran parque, uno de los pocos de la ciudad, el Yildiz (Yeldez). Es bastante frondoso y si os apetece se puede comer en un restaurante situado en el centro casi sin percibir que estáis en el corazón de una rugiente ciudad. A lo largo de Çiragan encontraréis en la margen derecha diversas instituciones académicas y el extremadamente lujoso hotel Çiragan que fue un palacio en tiempo de los Sultanes. Todos estos edificios están muy bien cuidados, salpicados de árboles y jardines y además la avenida está flanqueada de enormes árboles. Si a eso le sumamos los pedazos de Bósforo que los edificios permiten entrever estamos desde luego ante uno de los mejores paseos que se puedan dar en ciudad alguna.

Örtakoy


Nuestra meta es alcanzar el primer puente que cruza el Bósforo. Sólo hay dos. El más alejado se denomina el puente del Mehmet el Grande, en honor del conquistador turco de Constantinopla. El más cercano se conforma con la simple denominación de Puente del Bósforo. Justo cuando acaba la calle Çiragan, al pie de los pilares del imponente puente muy similar al Golden Gate de San Francisco o al 25 de Abril en Lisboa, se abren unas encantadoras callejuelas en el breve espacio que media entre el final de la calle Çiragan y el Bósforo. Estamos en Ortaköy. Encontraremos infinidad de tiendas de souvenirs, tenderetes callejeros y buenos restaurantes de todo tipo. Justo al borde Bósforo se encuenta la Büyük Mecidiye Cami (pronúnciese biyík mecidiye chaami) es decir, la gran mezquita (cami) de Mecidiye. La amplia plaza donde los cafes y restaurantes colocan sus terrazas al borde del Bósforo, con la mezquita y el puente al fondo, constituye una de las postales más recurrentes del turismo en Estambul.

Castillo de Rumeli Hisari

Si continuáramos la ruta hacia el norte, siguiendo el curso de agua salada, podríamos llegar hasta el segundo puente del Bósforo. Esta sí que es una caminata y podríamos pensar en utilizar alternativamente algún tipo de transporte. Realmente no hay mucho que ver a excepción de dos castillos, Rumeli Hisari y Anadolu Hisari, enfrentados en ambos lados del Bósforo y que fueron construidos por el sultán Fatih Mehmet II (Mohammed el Grande) para lanzar el ataque definitivo contra Constantinopla en 1453. Dentro de ellos no hay nada digno de mención pero la zona, con excelentes vistas sobre el estrecho y los jardines de la Universidad del Bósforo, la más prestigiosa de Turquía, bien merece la excursión.

Visión del puerto de Kadiköy con la estación de ferrocarril al fondo a la derecha

El salto a la parte asiática de la ciudad la haremos no por los puentes, los que por otra parte no tienen zona peatonal, sino empleando los emblemáticos ferries de Estambul. La parte asiática, en comparación con la europea, no tiene demasiados monumentos. En realidad para el ciudadano de a pie constituye su "ciudad dormitorio", mientras que Europa concentra la actividad financiera, turística e industrial. Es por esta razón que a primera hora de la mañana los dos puentes de la ciudad aparecen siempre colapsados y los ferries abarrotados hasta el mástil.
La parte asiática es, aún en ausencia de parques dignos de mención, más ajardinada que la europea y definitivamente más tranquila. Es recomendable visitar la zona de Kadiköy. En la antigüedad Kadiköy no formaba parte de Constantinopla (de hecho toda la ribera asiática no formaba parte de la misma al menos de forma oficial). Algo más al norte se encontraba la ciudad griega de Crisópolis que ahora es el barrio de Üsküdar y al sur Calcedonia (más correctamente Calcedón). Hay una historia curiosa sobre Calcedón. Un grupo de colonos griegos al mando de Bizas partió hacia los estrechos dispuestos a fundar una nueva ciudad. Antes de poner rumbo al norte acudieron al oráculo de Delfos para saber si su empresa tendría éxito. El oráculo así lo confirmó indicando que fundarían su nueva polis (ciudad) frente a la ciudad de los ciegos. Este vaticinio era incomprensible. No existía ninguna ciudad de los ciegos. Los colonos partieron perplejos. Al cabo de unos días de navegación llegaron a la entrada del Bósforo y comprobaron que otros griegos se les habían adelantado fundando la ciudad de Calcedón (la actual Kadiköy). Ellos, que pretendían establecer una colonia que dominara los estrechos, se sintieron muy frustrados. Cabizbajos continuaron navegando hacia el norte y a las pocas millas se encontraron con el estuario de un rio muy amplio que podía constituir un excelente puerto. Además existía una península de forma triangular (Sultanahmet) que rodeada de agua por todas partes sólo tenía que ser fortificada por un lado para constituir un bastión inexpugnable. Ciertamente era inexplicable que los habitantes de Calcedón no se hubieran percatado de la excelencia de aquel puerto. Debían estar ciegos para pasar por alto el estuario del Cuerno de Oro. En efecto, Calcedón era la Ciudad de los Ciegos que había predicho el oráculo y aquel puerto, inexpugnable durante 2000 años, se convirtió en Bizancio.
De Kadiköy parte la línea férrea que une Estambul con el resto de Turquía. No hay conexión ferroviaria directa entre la parte europea y asiática de Turquía, aunque actualmente se está construyendo un túnel bajo el Bósforo que solucionará el problema. En Kadiköy se encuentra también la famosa calle Bagdad. Se trata de una calle de enorme logitud, de recorrido sinuoso que desprecia el Bósforo para discurrir por el interior y que me recuerda en muchos aspectos a la calle Alcalá de Madrid. Bagdad es la calle lúdica de Estambul, donde se concentran infinitos restaurantes y tiendas de moda - nada de souvenirs - y toda la pijería la ciudad. Conviene visitarla para romper los tópicos que sobre los países musulmanes nos muestran los telediarios.

"Pijas" de la calle Bagdat, que las hay y en cantidad

Desde el muelle de Kadiköy parten diversos ferries con destino a las islas del Mármara. Estas islas, más cercanas a la costa asiática que a la europea, son de tamaño muy discreto. En la antigüedad se empleaban para exiliar a miembros díscolos de la realeza bizantina y aún hoy, la más alejada, Imrali, contiene una prisión donde se "aloja" en solitario el líder del PKK, Abdullah Öcalan.
Desde mi punto de vista la más hermosa de las islas en Heybeliada. Es muy boscosa y alberga una pequeña iglesia griego ortodoxa digna de ser visitada.

El ferry llegando a la isla de Heybeliada

Con este artículo hemos dado una visión general de Estambul. En el próximo hablaremos en detalle sobre las zonas turísticas y sobretodo dónde y cómo comer.






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