Una receta que es imposible que no guste y que sale siempre sí o sí. Podéis rellenar los huevos de lo que queráis - marisco, foie-grass, atún - o mezclar varios tipos para satisfacer a los comensales.
INGREDIENTES (4 comensales) :
8 huevos
Leche
Harina de trigo
Nuez moscada
Queso rallado
Sal
Aceite virgen extra de oliva
Para el relleno (cualquiera de estas opciones o todas) :
Foie-grass
Atún
Mahonesa
Gambas peladas
Alcaparras
etc
Hervimos los huevos con un puñado de sal y un chorro de vinagre (la sal sirve para detectar si un huevo no está en buenas condiciones puesto que flotará, mientras que el vinagre impide que en caso de rotura la clara se esparza coagulándola de inmediato). Introducimos los huevos en el agua fría y cuando rompa a hervir contamos 12 minutos.
Transcurrido el tiempo los sacamos, los pasamos por agua muy fría y les quitamos la cáscara. Los partimos por la mitad longitudinal y quitamos las yemas que reservamos.
En un bol mezclamos las yemas picadas con por ejemplo foie-grass y hacemos una pasta que podemos meter en una manga pastelera o bien con una cuchara volver a reintroducir en cada mitad del huevo. Si hubiéramos preferido gambas, las hubiéramos picado, mezclado con un poco de mahonesa y las yemas, tal vez añadiendo alcaparras. Hay infinidad de combinaciones posibles. Si no queréis por ejemplo usar mahonesa, podéis emplear como aglutinante tomate frito.
Colocamos los huevos boca arriba en una fuente que pueda ir al horno. Hacemos una bechamel clara incorporando a una sartén un chorro generoso de aceite de oliva para freír una cucharada de harina. Cuando la harina se torna marrón, añadimos un vaso de leche y trabajamos a fuego lento hasta que espese ligeramente. Espolvoreamos una pizca de sal y otra de nuez moscada y vertemos la salsa sobre los huevos procurando que caiga sobre el relleno pero sin que se "ahoguen" en bechamel (es decir, que se diferencien perfectamente las mitades).
Espolvoreamos queso rallado semicurado sobre la plata y pasamos por el grill del horno hasta que se tueste ligeramente. Una receta de esas que no se olvidan.