Aunque pueda parecer una receta simple (sólo se necesita manteca de cerdo, agua, ajos y sal, aparte claro está del cochinillo) hacerlo bien tiene su truco. Y si no que se lo pregunten a los asadores segovianos y abulenses donde se sirve el mejor tostón castellano.
INGREDIENTES (4/6 personas) :
1 cochinillo de unos 4 Kg
Manteca de cerdo
Sal marina
5 dientes de ajo
El primer paso es comprar un cochinillo partido por la mitad longitudinalmente, de la cabeza al rabo. De esta manera tendremos el cerdo en dos mitades, una de las cuales mostrará el costillar y la otra la piel del animal.
En un mortero majamos los ajos sin el germen - para evitar que repita - y los mezclamos con un buen puñado de sal marina y unos 100 ó 200 gramos de manteca - la que necesitéis - previamente ablandada en el microondas. Con esta pasta pintamos el costillar - que no la piel -.
Colocamos ambas mitades en una fuente de barro - a ser posible - y vertéis agua sin que llegue a tocar la piel. Con un vaso será más que suficiente. El agua sirve para que la carne no quede reseca. Al verter el agua es importante que no toque la piel del animal ya que se reblandecería y lo importante es que quede crujiente.
Ablandáis otra cantidad de manteca - alrededor de 100 gramos será más que suficiente - y con ella pintáis la piel. Sazonáis y pincháis la piel con un tenedor para que no se formen burbujas.
A continuación se debe precalentar el horno a 150 grados e introducir el cochinillo durante una hora y media al menos. De vez en cuando se debe remojar con sus propios jugos y si vemos que se está quedando seco añadir un poco de agua. Una vez ha transcurrido la hora y media se sube la temperatura a 200 grados para que la piel se tueste y quede crujiente. Se mantendrá así durante veinte minutos-media hora. Si vemos que algunas partes están hiendo del dorado al negro, las cubriremos con un poco de papel de aluminio.
Transcurridas las dos horas se saca del horno y se trocea, cuidando que todos queden servidos de carne y crujiente piel.
Un auténtico manjar.