El
mero está considerado el pescado más exquisito que existe. Pero
probarlo, lo que se dice comer mero, pocos lo han conseguido.
Generalmente se hace pasar otras especies como el emperador como mero, y
aunque visualmente la carne se parece, el sabor difiere bastante.
El
mero es un pescado de captura, pero a diferencia de otros, no forma
bancos - excepto en épocas de reproducción - y además habita en zonas
rocosas escondiéndose en cuevas y oquedades. Por esta razón el mero es
la presa más popular y codiciada entre los que practican la pesca
deportiva submarina mientras que se captura más raramente con caña o
redes.
Que
el mero alcance los 40 Kg de peso de promedio y tenga una carne tan
sabrosa lo hacen muy apetecible para la industria pesquera y de hecho ha
habido intentos de obtener especímenes de piscifactoría. Además hay
otra particularidad que lo haría económicamente viable : el mero también
es conocido como "el cerdo del mar" porque puede comer prácticamente de
todo. Esta falta de escrupulosidad en la alimentación es perfecta para
rentabilizar la producción pero los hábitos solitarios del mero son poco
compatibles con la producción habitual de las piscifactorias. En
cualquier caso, si sois afortunados y tenéis mero auténtico a mano, esta
receta que os presento no tiene nada que envidiar a cualquier otra
delicatessen que podáis presentar en la mesa estos días.
INGREDIENTES (4 personas)
4 rodajas de mero
1 cebolla grande tierna
Medio vaso de vino blanco
Medio vaso de caldo de verduras
1 diente de ajo
2 cucharaditas de concentrado de tomate
1 rama de perejil
Albahaca fresca
Tomillo fresco
Sal
Pimienta
Aceite virgen extra de oliva
Picamos
muy finas el perejil, la albahaca, el tomillo, la cebolla y el diente
de ajo y lo ponemos todo a pochar con un chorro generoso de aceite de
oliva.
Cuando
la cebolla transparenta añadimos las rodajas de mero, salpimentamos y
damos vuelta a los dos minutos más o menos (o cuando ha tomado color).
Cuando
ambos lados han tomado color incorporamos el vaso de vino y lo dejamos
evaporar a fuego vivo. Cuando el vino se ha evaporado añadimos el caldo
de verduras con el concentrado de tomate disuelto.
Dejamos cocer a fuego lento durante 20 minutos.
Para
emplatar retiramos el pescado, colocamos cada rodaja en un plato y
trituramos el resto de ingredientes que verteremos sobre dichas rodajas.
Más fácil imposible.