Arroz con castañas


Esta receta dulce es típica de la Semana Santa malagueña. No es difícil de realizar si empleáis algún truco para pelar las castañas. La cáscara dura no suele ser un problema pero la fina y con pelusa del interior ya es otra cosa. Os explicaré mi método aunque seguro que hay muchos más por ahí.

INGREDIENTES (4 personas) :

300 gramos de castañas (a ser posible de tamaño medio y todas del mismo calibre o similar)
300 gramos de arroz (1 vaso y medio, aproximadamente) 
300 gramos de azúcar blanca granulada (la habitual)
3 cucharadas de miel de caña (no sirve la de abeja ni de ningún otro tipo)
Canela en rama (2 palos)
2 clavos
1 limón
Unas hebras de azafrán
Agua (embotellada o filtrada, preferiblemente)

Lavamos las castañas bajo el grifo y con el cuchillo les preparamos una pequeña incisión. Preparamos una olla grande con agua corriente del grifo y cuando hierva vertemos las castañas. Contamos 4 minutos desde el momento en que vuelve a hervir el agua y entonces retiramos, colocando inmediatamente bajo el grifo de agua fría y retiramos (no conviene que se enfríe). La castaña debe estar todavía caliente porque en caso contrario será difícil de pelar. Retiramos la cáscara y la piel que recubre el fruto. Reservamos.

En una olla con agua embotellada o filtrada (con 1 litro y medio de agua será suficiente) introducimos los dos clavos, las dos ramas de canela, la piel del limón sin la parte blanca que amarga además de las castañas y llevamos a ebullición. Las castañas deben permanecer en esta olla hasta que se ablanden, lo cual ocurrirá en unos 40-50 minutos.

En ese momento añadimos el arroz, el azafrán y la miel de caña y dejamos alrededor de 20 minutos. Unos 5 minutos antes de acabar la cocción añadimos el azúcar y sin dejar de remover la disolvemos. Si veis que queda demasiado líquido levantad la tapa y dejar que se evapore el exceso de agua. Lo ideal es que queden las castañas y el arroz blandos y con un poquito de caldo.

Retiramos los aromatizantes (clavo, canela y piel de limón) aunque algunos prefieren dejarlos para adornar los platos, por lo cual ponen un clavo y un palo por comensal,  y dejamos enfriar a temperatura ambiente. Luego llevamos al frigorífico.

Se sirve como postre o plato único (una merienda, por ejemplo), procurando ser equitativo en el reparto de castañas.