Pastel ruso


Pues no es ruso ni mucho menos. Menos conocido que la ensaladilla rusa, que sí que es de origen ruso pero los españoles la hemos 'tuneado' hasta dejarla irreconocible para los mismos rusos, el pastel ruso es en realidad español y tiene por origen la ciudad de Huesca. El por qué del nombre es un poco enrevesado. Parece ser que Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III de Francia, agasajó al Zar de Rusia con este postre y parece ser que le encantó. Esto popularizó el dulce en las confiterías francesas y años después un confitero oscense se hizo con la receta. En la actualidad ha desaparecido en Francia y es Huesca la que se admite como origen del pastel, si bien se trata de una historia no confirmada plenamente.

El pastel ruso se trata de dulce compuesto por dos capas de merengue que encierran un relleno de crema de avellanas. Tiene un sabor suave y hasta diría que elegante.

Por cierto, hay un pastel ruso típico de Bilbao que sin embargo se prepara de una manera ligeramente diferente.

INGREDIENTES :

Para las capas de merengue :

150 gramos de azúcar 
150 gramos de almendra cruda molida
6 claras de huevo
1 limón
1 pellizco de sal

Para el relleno:

150 gramos de mantequilla
200 ml de leche (un vaso)
100 gramos de avellanas tostadas molidas
75 gramos de azúcar
50 gramos de maizena
3 yemas de huevo

Para la decoración:

Azúcar glass

En primer lugar vamos a preparar el forro que cubrirá por arriba y abajo la crema de avellanas.

En un bol mezclaremos el azúcar con la almendra molida. Reservamos.

En otro bol batimos las claras a punto de nieve con 2 ó 3 gotitas de zumo de limón y un pellizco de sal (así será más fácil). Cuando al dar la vuelta las claras no caigan - antes de hacer la prueba comprobad que están firmes o se desparramarán por la cocina - añadimos la mezcla de almendras y azúcar con movimientos envolventes hasta que todo esté bien integrado.

Precalentamos el horno a 180 grados. Es importante hornear con la temperatura correcta.

Colocamos un papel de hornear sobre la bandeja del horno - antes de meterla en el horno caliente y por supuesto fría - y extendemos sobre ella la masa, alisándola. Por si tenéis dudas sobre el tamaño de la bandeja, esta suele ser de 60 x 40 cm.  Introducimos la bandeja en el horno y dejamos durante unos 10 minutos, hasta que la masa esté visiblemente hecha. En ese momento extraemos y dejamos enfriar.

Ahora vamos a prepara la crema del relleno. En una cazuela de momento fuera del fuego incorporamos las yemas, la leche, el azúcar y la maizena, mezclando bien para que no queden grumos. Llevamos la cazuela al fuego medio y removemos sin parar con las varillas hasta que la mezcla espese. Retiramos del fuego y antes de que se enfríe vertemos la mantequilla y de forma enérgica batimos hasta que se integra. Agregamos las avellanas molidas, mezclamos bien y dejamos enfriar. Ya tenemos hecho el relleno. 

La plancha de merengue que hemos hecho antes constituye tanto la base como la tapa del pastel. Por tanto la partimos por la mitad por el lado más largo y sobre una de las partes vertemos la crema de avellanas, tapándola con la otra plancha.

Se cubre la parte superior con azúcar glass y listo para comer. Sencillo pero con un sabor suave increíble.

Los descendientes del confitero oscense que se hizo con la receta actualmente lo siguen produciendo en la confitería Ascaso, suministrándolo incluso para compras por Internet.