Los panes de patata son bastante populares en Alemania. A los alemanes les gusta por su aspecto tosco, muy parecido al gusto que sentimos en España por el pan de pueblo o payés. A veces le añaden semillas o incluso cebolla para conseguir un sabor más rústico.
Esta receta concretamente es la que se realiza en Franconia (que no tiene que ver nada con Francia a pesar del nombre), una región dentro del Estado Federal de Baviera.
INGREDIENTES :
• 400 gramos de patatas harinosas
• 300 gramos de harina de espelta integral*
• 200 gramos de harina de espelta refinada*
• 150 ml de agua
• 10 gramos de levadura fresca
• 10 gramos de sal
* La harina de espelta procede de un tipo de trigo que hasta hace relativamente poco tiempo era hegemónico en gran parte de Europa. Es un trigo muy bien adaptado a climas fríos y húmedos, por lo cual se cultiva sin problemas en el sur de Alemania. No obstante presenta un menor rendimiento por hectárea, provocando su sustitución por especies más productivas. En la actualidad hay un vuelta hacia algunos tipos de trigo que la industrialización agraria del siglo XX dejó de lado como el espelta, kamut etc. En algunos casos porque son más nutritivas o porque poseen características que las hacen idóneas en algunos climas, en otros por simple moda.
Se emplea una mezcla de espelta integral y refinado para que la miga no resulte demasiado tosca.
En primer lugar pelamos y hervimos las patatas tras lo cual usarmos el pasapurés para obtener la pasta base.
Calentamos el agua en el microondas hasta que esté tibia. En la misma disolvemos la levadura. Si se quiere se puede añadir un pellizco de azúcar para favorecer el crecimiento, aunque en principio no es necesario.
Mezclamos los dos tipos de harina (espelta integral y refinado) con el puré de patata (a ser posible tibio), la sal y la levadura que hemos disuelto en el agua. Mezclamos y amasamos bien hasta obtener una masa homogénea.
Dejamos reposar en un lugar oscuro o con un trapo por encima, cálido y sin corrientes de aire.
Con media hora habrá crecido la masa lo suficiente para pasar al horneado.
Transcurrido el tiempo amasamos de nuevo durante unos 15 minutos tras lo cual damos forma redonda e introducimos en una bandeja para hornear.
Dejamos reposar de nuevo durante 30 minutos.
Precalentamos el horno a 250 grados.
Colocamos el pan en el horno, bandeja central, con un recipiente que contega agua en la parte inferior y así dar un poco de humedad a la masa.
Al cabo de 20 minutos bajamos la temperatura a 220 grados horneando el pan alrededor de 40 minutos.
Listo para comer cuando tome la temperatura ambiente. Merece la pena probarlo, es excelente.