La palabra canelé procede del dialecto gascón hablado en la región de Burdeos y significa "canalón" o "acanalado". El nombre se debe al curioso estriado de estos dulces obtenido por medio de moldes específicos de forma cilíndrica y lados muy verticales.
Los canelés son sin lugar a dudas uno de los dulces más populares de Francia y desde luego de la ciudad de Burdeos. Su exterior oscuro es debido a un proceso de caramelización que sin embargo no lo hace crujiente, mientras que el interior es blando y de consistencia gomosa. El sabor que poseen es espectacular, combinación del ron y la vanilla que llegaban al puerto de la ciudad desde las colonias.
El uso que se da de los canelés es similar al de las magdalenas. Existen varios tamaños aunque lo habitual es el canelé de unos 30 gramos de peso y unos tres centímetros de alto (lo que vendría a ser el tamaño aproximado de una magdalena).
INGREDIENTES :
- 500 ml de leche entera (medio litro)
- 250 gramos de azúcar
- 100 gramos de harina (de repostería o de fuerza)
- 2 huevos + 2 yemas
- 50 gramos de mantequilla sin sal
- 2 cucharadas de ron (40 ml)
- 1 vaina de vainilla (o 20 gramos de azúcar vainillado si no tenéis vaina)
Para hacer este dulce sería preciso disponer de moldes de silicona específicos, pero si no los tenéis podéis emplear moldes para hacer flanes o magdalenas.
En primer lugar mezclamos los huevos, las yemas extra y el azúcar. Batimos hasta que blanquea.
En ese momento añadimos el ron y la harina tamizada, muy poco a poco y sin dejar de batir.
En una cazuela calentamos la leche con la mantequilla y la vaina de vainilla (si usáis el azúcar vainillado se añade también ahora pero para evitar que se pegue se debe remover de forma constante). Si lo hacéis con la vaina, la mezcla debe hervir y luego ya podéis retirar del fuego quitando la vaina. Si lo hacéis con el azúcar con que se disuelva esta y la mantequilla será más que suficiente.
Dejáis que la leche se ponga tibia y se añade a la mezcla de huevos y azúcar. Se remueve hasta obtener una masa homogénea. Se deja enfriar a temperatura ambiente para llevar a continuación al frigorífico para que repose al menos 12 horas.
Transcurrido el tiempo precalentamos el horno a 220 grados o al máximo que vuestro horno admita (sin pasar los 250 grados). Extraemos la masa del frigorífico y removemos de nuevo para a continuación verter el contenido en los moldes individuales.
Introducimos en el horno y dejamos durante 10-15 minutos (10 minutos para 250 grados y 15 minutos para 220 grados). Esto hará que el exterior del canelé se caramelice y adquiera su característico tono de pan quemado (sin estarlo, claro está).
A continuación bajamos el horno a 150 grados y cocinamos durante otros 50 minutos. Con esto terminaremos de hacer el dulce pero consiguiendo la textura blanda del interior.
Se extraen del horno, se dejan enfriar y listos para comer.
Un dulce muy elaborado pero que merece la pena hacer.