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Lángos húngaro


El lángos a veces se llama la pizza húngara y de hecho se le parece bastante, aunque con sutiles diferencias. Pertenece al conjunto de panes con rellenos o toppings que abundan en Europa como el Lamadjun armenio, la Coca de Recapte leridana o la Flammkuchen alsaciana (aparte de la pizza napolitana, claro).

En principio el lángos se horneaba pero más tarde se empezó a freír en aceite, al igual que ocurre con algunos tipos de pizza napolitana. Los lángos se suelen hacer de varios tipos : rellenos, con cobertura (lo cual no excluye que además estén rellenos), salados y dulces. 

El relleno se cocina en ocasiones directamente con la fritura de la masa (en este caso la mayoría de las veces es queso) mientras que en otras se cocina aparte (y suele ser calabaza).

La cobertura también se cocina aparte, si así lo precisa, depositándose sobre la masa una vez frita. Si la cobertura es dulce - nutella y mermelada son muy habituales - se coloca con el lángos caliente o ya a temperatura ambiente.

La verdad es que no hay una receta única sobre rellenos y coberturas. Ocurre un poco como con la pizza italiana, lo cual no quiere decir que un lángos con piña y pollo no sea mirada con recelo por un húngaro.

Como he dicho los rellenos más tradicionales son queso y calabaza. Para las coberturas son habituales el queso, la carne, una mezcla de queso con paprika (picante o dulce) y la nata agria. de 

Esta es la típica comida húngara que se vende en puestos callejeros. También la podéis encontrar en Austria, Eslovaquia, Serbia y Rumania. No porque sea muy popular y por ello haya traspasado fronteras, si no porque en un tiempo no muy remoto todos los países que he nombrado formaban parte del Imperio Húngaro.

En la Edad Media Hungría constituyó un potente reino al cual debemos que los turcos no invadieran Europa. De hecho durante siglos fueron los únicos que plantaron cara a los Otomanos en el este del continente. En aquella época dominaban un área mucho mayor que la actual. La zona de Transilvania era húngara, así como el norte de la actual Serbia (de hecho Belgrado es una ciudad fundada por los húngaros), así como partes de Eslovaquia y la misma Austria, cuando aún no podía suponer que se convertiría en un Imperio durante el siglo XVIII. La impronta de Hungría en la Europa Oriental es de enorme importancia.

INGREDIENTES 

  • 500 gramos de harina de fuerza
  • 1 vaso (200 ml) de leche
  • Medio vaso (100 ml) de agua tibia
  • 30 gramos de levadura fresca
  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • 1 cucharadita de azúcar
  • 1 pellizco de sal
  • Aceite para freír (girasol, canola, maíz etc)

Para la cobertura

  • 400 gramos de queso rallado
  • 1 cucharadita de paprika picante (pimentón picante)

Ponemos tibia la leche con unos 30 segundos al microondas. Desleímos la levadura y disolvemos el azúcar. Dejamos en un lugar oscuro y cálido para que la levadura crezca. Con media hora será suficiente.

En un bol grande vertemos la harina tamizada - para que no haga grumos - y le añadimos las dos cucharadas de aceite, una cucharada de agua tibia y la levadura ya crecida. Mezclamos bien y amasamos hasta que queda suave y homogénea (si tenemos una amasadora es el momento de emplearla).

Dejamos reposar la masa durante 1 hora o hasta que duplique el tamaño (en un lugar cálido y oscuro).

Separamos 5 bolas de la masa y las aplanamos, dejando los bordes un poco más gruesos. Los panes plantos deberán tener alrededor de 15 cm de diámetro (más o menos), pero adaptadlos al tamaño de la sartén. 

Dejamos reposar 30 minutos para que aumenten de tamaño.

Disponemos en una sartén de abundante aceite vegetal y a fuego medio freímos los lángos por ambos lados hasta que queda dorados. Luego los escurrimos en una rejilla o sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.

En una sartén antiadherente con un poco de aceite fundimos el queso y lo vamos depositando en cada pan. A continuación espolvoreamos un poco de pimentón picante (antes de que el queso endurezca) y listo para comer. A veces, con suerte, si depositáis el queso directamente sobre el lángos recién salido de la sartén se funde y no hace falta hacerlo aparte.

Con una ensalada - que podéis montar encima, no hay problema - ya tenéis una cena lista.