Aunque muchos solo consumen boniatos durante estas fechas la verdad es que son muy saludables y deberíamos extender su consumo a lo largo de todo el año. Ya sean cocidos, al horno, como relleno o incluso como chips, son siempre un complemento ideal de nuestra dieta. Aquí van algunas ideas.
TARTA DE BONIATOS
La tarta de boniato es muy popular en los Estados Unidos. Se suele realizar en Acción de Gracias y en Navidad. Es una de esas recetas que todo el mundo espera y que nunca faltan en las celebraciones familiares aunque en dura pugna con la calabaza que en según qué Estados le come el terreno.
Una de las explicaciones de por qué es tan popular es la facilidad en la confección. De hecho solo se necesita mezclar los ingredientes y luego verterlos sobre una base de masa quebrada - la que no sube - para hornearla.
No obstante hay algunos detalles importantes a tener en cuenta. El boniato es muy duro y es preciso ablandarlo antes de hornear la tarta. Los americanos suelen - no siempre - hervirlo pero esto no es lo mejor ya que el tubérculo no carameliza los azúcares, así que las tartas suelen llevar bastante más azúcar de la que realmente necesitan. En la receta que os detallo el boniato se ablanda en el horno y de esta manera la cantidad de azúcar se reduce hasta los 100 gramos. Igualmente se iba a tener que encender el horno, así que aprovechamos para caramelizarlo.
INGREDIENTES :
- 400 gramos de boniato
- 100 gramos de azúcar (medio vaso)
- 50 gramos de mantequilla (unas tres cucharadas)
- 100 ml de leche (medio vaso)
- 2 huevos
- Media cucharadita de canela en polvo
- 1 pellizco de nuez moscada
- 1 cucharadita de extracto de vainilla (opcional)
- 1 hoja de masa quebrada
Si la masa quebrada está congelada la descongelamos en el frigorífico, jamás en el exterior.
Precalentamos el horno a 190 grados. Introducimos los boniatos - según la cantidad que necesitemos - con la piel y bien lavados. Os recomiendo que compréis boniato de pequeño tamaño porque aunque es tentador hacerse con un boniato que pese 400 gramos (que los hay) son menos dulces y tardan más en hacerse.
Practicad algunos cortes en la piel de los tubérculos con la punta del cuchillo antes de meterlos en el horno. Cuando el boniato esté hecho el azúcar supurará por esos cortes y eso nos dará idea de que ya están a punto.
Cuando ésto ocurra, los extraemos, comprobamos que estén blando - con un tenedor o similar - y con cuidado los abrimos en canal para que se enfríen más rápidamente.
Cuando han bajado la temperatura, sujetándolos con pinzas o un guante de protección y ayudados por una cuchara, vaciamos la pulpa en un bol.
En el bol vertemos a su vez la mantequilla, el azúcar, la leche, los huevos, la canela y el pellizco de nuez moscada. Si queremos, se puede incorporar también extracto de vainilla.
Primero mezclamos bien todos los ingredientes con una cuchara o tenedos y finalmente los pasamos por la batidora para que quede una masa muy fina.
Nos hacemos con un molde para tartas redondo y de paredes bajas (de unos 22 cm de diámetro). En el mismo colocamos la masa quebrada y lo que sobresalga del molde lo cortamos con un cuchillo.
Vertemos en el centro la masa y aplanamos.
Introducimos la tarta en el horno durante unos 40 minutos, más o menos. Transcurrido el tiempo pinchamos con un palillo en el centro y si sale seco ya está lista.
Al extraer la tarta del horno bajará de volumen. Es algo normal ya que no lleva levadura.
Se puede comer tibia o fría, al gusto. Incluso hay gente que la calienta un poco en el microondas.
En el caso de que queráis hervir el boniato y no hornearlo deberéis hacerlo con la piel y durante al menos 40 minutos (esto es orientativo, depende el tamaño y la dureza de las piezas en cuestión). Luego se pasa por agua muy fría y se retira la piel. Lo que es muy importante es que entonces debéis doblar la cantidad de azúcar (200 en lugar de 100 gramos) porque de no hacerlo así os parecerá un pastel algo soso.
Por cierto, en los países anglosajones se hace una clara diferenciación entre los que es un pastel y una tarta. Para ellos tarta es "pie" y se refiere siempre a masa forradas por pasta, como la masa quebrada que sirve de base a esta tarta de boniato. En cambio los pasteles esponjos, lo que nosotros llamaríamos bizcochos, para ellos son "cake". En español podemos llamar "tarta" tanto a un "pie" como a un "cake", o incluso llamar a ambos "pasteles". Los americanos hablan de "apple pie", tarta de manzana, porque la base suele ser un hojaldre y de "sweet potato pie", que es el nombre que le dan a la tarta que hemos visto en este post.
AZEVIAS DE BATATA DOCE
Hay varios tipos de Azevias, dependiendo del relleno que incorporen. Las más chocantes son las rellenas de puré de garbanzos (Azevias de grão de bico) pero la receta que sigue a continuación, con boniato (batata en portugués), tampoco se quedan muy atrás en popularidad. También es habitual emplear calabaza.
Las Azevias se hacen con una masa rellena a la que se da forma de empanada y que se fríen en aceite para luego espolvorearlas con azúcar y canela en polvo. El tamaño de las empanadas viene a ser parecido al que se da a las argentinas o a las crestas.
Para preparar el relleno con batata lo habitual es cocerla y así ablandarla lo suficiente para poder convertirla en puré. Otra forma de preparar el boniato es hornearlo, lo cual es mucho mejor a mi modo de entender porque permite que los azúcares naturales del boniato caramelicen y así se pueda emplear mucho menos azúcar para obtener de hecho el mismo dulzor. Este es el modo que emplearé en esta receta.
Las azevias proceden de la región de Alentejo pero en la actualidad se consumen en todo el país, especialmente en Navidad cuando no suelen faltar en ninguna mesa.
INGREDIENTES :
Para la masa :
- 500 gramos de harina
- 125 gramos de manteca de cerdo
- 300 ml (un vaso y medio) de agua
Para el relleno :
- 600 gramos de boniato
- 200 gramos de azúcar glass (impalpable)
- Una cucharada de canela en polvo
- La ralladura de la cáscara de un limón
Para el rebozado externo :
- Azúcar glass o granulado (suele ser el segundo)
- Canela en polvo
- Aceite vegetal (preferiblemente de maíz, girasol, canola antes que de oliva)
Precalentamos el horno a 190 grados. Introducimos los boniatos - según la cantidad que necesitemos - con la piel y bien lavados. Os recomiendo que compréis boniato de pequeño tamaño porque aunque es tentador hacerse con boniatos grandes que con un par de piezas sumen 600 gramos son menos dulces y tardan más en hacerse.
Practicad algunos cortes en la piel de los tubérculos con la punta del cuchillo antes de meterlos en el horno. Cuando el boniato esté hecho el azúcar supurará por esos cortes y eso nos dará idea de que ya están a punto.
Cuando ésto ocurra, los extraemos, comprobamos que estén blando - con un tenedor o similar - y con cuidado los abrimos en canal para que se enfríen más rápidamente.
Cuando han bajado la temperatura pero sin estar fríos del todo, sujetándolos con pinzas o un guante de protección y ayudados por una cuchara, vaciamos la pulpa en un bol.
Agregamos el azúcar glass, la ralladura de piel de limón y la canela en polvo. Removemos a conciencia para que se mezcle todo muy bien. Reservamos.
Ahora vamos a hacer la masa.
Fundimos la manteca de cerdo en el microondas para que quede blanda y maleable.
Vertemos la harina en un bol grande y haciendo un hueco en el medio incorporamos en el mismo la manteca. Mezclamos bien y luego vamos añadiendo, poco a poco, el agua, sin dejar de trabajar la masa. Si tenéis una amasadora o una panificadora con esta función es el momento de emplearla.
Una vez tenemos una masa homogénea la cubrimos con un paño y la dejamos reposar 1 hora.
Transcurrido el tiempo vertemos la masa sobre una superficie lisa enharinada y la trabajamos con el rodillo hasta que queda bastante fina.
Cortamos círculos de unos 10 cm de diámetro y en el centro incorporamos un par de cucharadas colmadas de boniato.
Cerramos los bordes de la empanada vigilando que quede bien cerrada (humedeciendo los dedos y plegando un borde sobre el otro debería ser suficiente).
Ahora es el momento de freír las azevias.
En una sartén grande incorporamos una cantidad importante de aceite de manera que al freír las azevias no toquen el fondo.
A temperatura media las vamos introduciendo - si metéis más de una, que no se toquen - y cuando están doradas se extraen dejándolas escurrir sobre una rejilla.
El toque final se consigue llenando un plato con canela en polvo y azúcar par a continuación rebozar las empanadas. Listas para ser comidas caliente o del tiempo.
Son realmente deliciosas.
BONIATOS HECHOS AL HORNO CONVENCIONAL O AL MICROONDAS
AL HORNO
Hay muchas recetas de boniatos pero la que mejor queda es el horneado directo.
Lavamos el tubérculo pero no lo secamos, de manera que esté algo húmedo. Si tiene alguna raíz la retiramos. No se debe quitar la piel externa.
Hacemos dos o tres cortes profundos en lugares opuestos y distantes del boniato. Esto sirve para que el boniato pueda "respirar" y también para que podamos ver cuando empieza a sacar una sustancia oscura por los mismos. Esta sustancia oscura son los azúcares propios del boniato y cuando salen es que ya está casi cocido.
Precalentamos el horno a 190 grados. Introducimos los boniatos y dejamos hacer durante una hora. Una buena señal de que ya está hecho, o queda poco, es cuando empieza a rezumar azucar por los cortes realizados.
Si queremos comprobar si está hecho, deberemos clavar de nuevo un cuchillo que debería entrar en la carne como si esta fuera mantequilla. Y ya está, no hacen falta más florituras ni explicaciones.
AL MICROONDAS
Hacer boniatos al microondas no es especialmente difícil. El resultado será más o menos satisfactorio dependiendo de la dulzor de los tubérculos. Cuando se hacen al horno el azúcar del boniato se potencia, pero en el microondas (basado en la agitación de las moléculas del agua) esto no ocurre de forma tan evidente. De esta manera en el horno un "mal" boniato puede salir bastante comestible mientras que en el microondas saldrá igual de malo que entró precisamente por esta falta de potenciación del dulzor. Por otro lado hacer un boniato al microondas es mucho más rápido y se gasta muchísima menos energía que hacerlo al horno. En estos tiempos que corren, no es un tema poco importante.
Limpiad bien de tierra el boniato lavándolo con abundante agua. No los sequéis de manera que estén húmedos. No retiréis la piel externa.
Con un tenedor haced algunas incisiones QUE NO SEAN PROFUNDAS en la piel. Esto se hace para que el vapor que se generará en el interior no rasgue la piel provocando que el tubérculo explote.
Se envuelve cada boniato en papel de cocina absorbente. Puesto que está húmedo, el papel absorberá dicha humedad. Esto se hace para facilitar la cocción del boniato.
Se introduce el boniato en el microondas. A 700 watios se precisan 12 minutos , a 800 watios alrededor de 10 minutos y con 1000 watios unos 8 minutos.
Si se introduce más de un boniato se ha de incrementar el tiempo de microondas en un 50%. Esto es, con un horno microondas de 700 watios, que requiriría 12 minutos para un solo boniato, para dos precisaría 18 minutos, para tres 27 minutos y para cuatro 40 minutos (considerando mismo tamaño de los tubérculos y dependiendo claro está del tamaño de los mismos).
No se debe pasar el tiempo de forma continua. Es preciso hacerlo en saltos de 5 minutos con un tiempo de reposo entre medio de 1 minuto. Esto es, para dos boniatos a 700 watios se deberá hacer primero 5 minutos y dejar reposar 1 minuto. Luego otros 5 minutos con otro minuto de reposo. Luego otros 5, de nuevo 1 de reposo y finalmente 3 minutos. En cada intervalo presionaremos para comprobar si está blando (cuando lo esté por todos lados significará que está listo) y para darle la vuelta, de manera que favorezcamos que las radiaciones penetran por igual por todos lados.
Si seguís los pasos anteriores podréis disfrutar de boniatos de una manera muy fácil. Sobretodo precaución al manipularlos, que pueden llegar a estar muy calientes.
Eso sí, indicar que a pesar de que su consumo en España está muy limitado a las fechas que rodean el día de Todos los Santos, se trata de un tubérculo muy rico en fibra, carbohidratos, minerales y vitaminas, por lo que se debería consumir a lo largo de todo el otoño. Nuestra salud lo agradecería.