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Bagels

Los bagels son unas rosquillas de pan que pueden comerse solas o bien rellenarse de ingredientes dulces o salados aunque en algunos casos, cuando la superficie exterior se adorna con sal gruesa por ejemplo, están destinados a rellenos salados.

Fueron creados en Polonia en el siglo XVII sobre una base común de panes centroeuropeos donde la masa antes de hornearse se cuece en agua (con componentes alcalinos como los Pretzel bávaros o sin ellos). Está cocción breve previa consigue cortezas duras y crujientes mientras la miga permanece esponjosa y blanda.

Son bastante fáciles de hacer.

INGREDIENTES :

Para la masa :

  • 500 gramos de harina de fuerza
  • 1 sobre de levadura de panadero (suelen tener entre 16 y 20 gramos de levadura, no es crítico)
  • 1 cucharada de sal
  • 1 cucharada de miel *
  • Un pellizco de azúcar
  • 30 ml de aceite virgen extra de oliva
* no se emplea en todas las recetas de bagels, si no tienes a mano puedes omitirla.

Para la cocción previa al horneado :

  • 3 litros de agua
  • 1 cucharada de bicarbonato sódico
  • 1 cucharada de sal

Para decorar (opcional) :

  • Sal gruesa
  • Semillas de amapola
  • Sésamo/Ajonjoli


En primer lugar vamos a disolver la levadura en un cuarto de vaso (50 ml)  de agua tibia con un pellizco de azúcar. Colocamos el vaso en un lugar oscuro y templado, cubierto por un paño y lo dejamos reposar durante 15 minutos.

En un bol grande mezclamos la harina con la sal, el aceite, la miel (no es imprescindible), la levadura que hemos hecho crecer y 2 cucharadas adicionales de agua. Mezclamos bien y amasamos durante 10 minutos (si queréis emplear una panificadora o una amasadora eso que os ahorráis de trabajo).

Cubrimos el bol con un paño y dejamos reposar un par de horas o hasta que haya duplicado su tamaño. En ese momento amasamos de nuevo unos 10 minutos y a continuación dividimos en 10 bolas iguales.

Estiramos cada una de las bolas en un cilindro alargado y luego formamos un círculo de unos 10 cm de diámetro. Unimos los extremos con un poco de agua.

Si no queremos que se vea el punto de unión, lo que se hace en lugar de estirar un cilindro es hacer un agujero en el centro de la bola e ir estirando la circunferencia hasta alcanzar el diámetro reseñado con un agujero central de 5 cm.

Tapamos las rosquillas y las dejamos reposar otros 20 minutos para que crezcan de nuevo. Han perdido mucho aire con tanto manoseo.

Precalentamos el horno a 210 grados.

Mientras el horno está caliente vamos a pasar por el baño las rosquillas. Este paso es imprescindible y sin él los bagels no son más que un panecillo vulgar y corriente.

Ponemos a hervir los 3 litros de agua con el bicarbonato y la sal. Incorporamos los bagels - como máximo tres a la vez - al agua y los dejamos hacer durante 30 segundos exactos. Veréis que crecen porque el calor expande el gluten pero no os embobéis mirándolos porque si os pasáis del tiempo indicado se estropean. 

Los recogéis con la espumadera y los dejáis escurrir en una rejilla.

En ese momento, si queréis, mientras todavía están húmedos es el momento de rebozarlos por granos de sal, semillas de amapola o sésamo. El primero sería para un uso con rellenos salados (aunque hay gente que toma mantequilla con ellos) mientras que los segundos es indistinto con qué los rellenemos.

Una vez tenemos todos los bagels bien bañados, los metemos en la placa del horno sobre un papel de hornear y los mantenemos entre 20 y 25 minutos hasta que estén bien dorados.

Se extraen, dejan enfriar y ya se pueden partir para rellenar con lo que sea - jamón York, queso, mermelada etc - o bien comer tal cual.

Por cierto, se pueden congelar y luego se recuperan muy bien, así que sin problemas para una larga conservación.