Los ingleses suelen decir que hablar del clima que hace sobre las islas no ofende a nadie y siempre es un buen inicio para cualquier conversación. Pues bien, aparte del clima y del fútbol (sólo si el interlocutor es aficionado al mismo), en Navidad lo mejor es preguntar a un inglés sobre el Pudding que prepara su familia. No falla. Las recetas se te explican con profusión de detalles, se contraponen, se evalúan, se comentan y muchos de ellos las atesoran generación tras generación, evitando desvelar algún ingrediente secreto que, creedme, a veces merece la pena que siga siendo secreto. Es una tradición tan enraizada que todos tienen opinión al respecto y a menudo tienes la sensación de que es más una competición que un elemento de la gastronomía. También, cabe decirlo, se asemeja más a una alquimia que a una preparación culinaria. Cuando os explique cómo se hace, lo entenderéis.
El Christmas Pudding tiene sus raíces en la Inglaterra medieval, aunque en esa época era más una mezcla de carne y frutas. A lo largo de los años, la receta evolucionó hacia la versión más dulce y especiada que conocemos hoy en día, perdiendo la carne por el camino. Lo cierto es que se empieza a documentar a principios del siglo XVIII y es a mediados del XIX cuando entra de lleno en el recetario navideño de las familias inglesas.
Este pudding se prepara con antelación para que envejezca y así pueda desarrollar un sabor pleno antes de ser servido en la cena de Navidad. La forma tradicional de guardarlo consistía en colgarlo dentro de una tela que se dejaba en un rincón fresco de la cocina y el tiempo oscilaba entre los 15 y 20 días (supongo que más de uno estará diciendo que su abuela lo dejaba tres meses colgado y es ahí donde empiezan las discusiones sobre los puddings de Navidad...). En la actualidad supongo que se guarda en alguna alacena, bien cubierto, y a esperar.
A menudo, se rocía con brandy o ron flambeado y se le flambea justo antes de servir. Si no queréis arriesgar vuestra cocina y vuestra casa, tampoco acabar la cena de Nochebuena con las cejas quemadas, basta con calentarlo brevemente en el horno. Lo cierto es que se come caliente, a menudo acompañado de crema inglesa, salsa de brandy o una generosa bola de helado de vainilla.
El Christmas Pudding es una parte icónica de la celebración navideña en el Reino Unido y su elaboración a menudo involucra a toda la familia. Estamos hablando, básicamente, de una especie de Plum Cake, no de algo que por su rareza culinaria merezca más líneas que cualquier otra preparación. Pero cuando hablas con un inglés muy metido en el tema, es como si hablaran de la creación de la vacuna contra el cáncer.
INGREDIENTES:
- 250 g de migas de pan
- 300 ml de leche
- 180 g de harina para todo uso
- 2 cucharaditas de levadura química
- 1/2 cucharadita de sal
- 1/2 cucharadita de nuez moscada molida
- 1/2 cucharadita de canela molida
- 180 g de azúcar moreno
- 180 g de suet*
- 180 g de pasas sin hueso (sultanas o corintias)
- 180 g de grosellas o fruta confitada variada
- 100g de almendras picadas
- 1 manzana rallada
- 2 huevos
* Del suet ya hablamos en la receta de los Mince Pies. Es una grasa que se obtiene de la vaca, no muy común en la gastronomía española. Se puede sustituir por manteca de cerdo aunque el sabor resultante no es exactamente igual al original.
Remojamos las migas de pan en la leche durante aproximadamente una hora.
En un bol grande, mezclamos la harina tamizada, la levadura química, la sal, la nuez moscada y la canela (los elementos secos).
Agregamos entonces el azúcar, el suet (o la manteca de cerdo, previamente ablandada en el microondas), las pasas, las grosellas, las almendras y la manzana rallada a la mezcla de harina. La manzana ralladla en el último momento para que no se oxide.
Incorporamos entonces las migas de pan remojadas y los huevos batidos. Mezclamos todo muy bien. Ahora viene lo bueno.
Vertemos la mezcla en un molde para pudding bien engrasado con mantequilla, a ser posible redondo y profundo (si no tenéis otra cosa, una flanera de tipo familiar sería adecuada para ello).
Cubrimos el molde con papel de hornear (también llamado papel manteca o papel sulfurizado) y lo amarramos con una cuerda. Es decir, que el molde quede cerrado.
Ahora se cuece al vapor durante aproximadamente 7 horas. No es broma. Lo habitual consiste en hacerlo colocando el molde dentro una cacerola grande con agua hirviendo que a su vez cubriremos. Es decir, al baño maría, cuidando siempre que el agua no salpique ni rebose, añadiendo más si se evapora.
Esto no se hace para que cueza o se haga, lo cual ocurriría de forma más raṕida, si no para que ocurra la llamada reacción de Maillard. Básicamente se trata de una caramelización cuyo resultado más evidente es que el pudding tomará una color oscuro casi negro.
Al final de la cocción, retiramos el papel y se deja enfriar. Pero aún no está listo para ser consumido.
Lo que hacen las familias inglesas es almacenarlo en un lugar fresco y oscuro hasta que llegue la cena de Navidad. La tradición dice que se hace el día 3 de Diciembre (inicio del Adviento) y finaliza con el mismo, es decir, el día 24 de Diciembre, Nochebuena. Y ya por fin esa noche, le puedes hincar el diente.
La verdad es que está muy bueno, a pesar de la paliza verbal que te dan al respecto y al tiempo de espera, no apto para impacientes.