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Bartolillos madrileños


Uno de los dulces más representativos de Madrid son los bartolillos, documentados desde principios de siglo XIX. Suelen estar presentes en las confiterías de la capital durante todo el año pero tradicionalmente se han venidos consumiendo durante fiestas señaladas.  Forman parte de los dulces que como los pestiños, los churros, los florones y tantos otros se realizan con una masa que luego se frie en aceite, endulzándose en la etapa final de realización. La diferencia con los otros fritos es que el interior del bartolillo - parecido a una empanadilla - se rellena de crema pastelera, por lo cual se ha de prestar especial atención al momento de la fritura para que el relleno no se salga.

INGREDIENTES

  • 200 g. de harina
  • 1 vaso (200 ml) de crema pastelera*
  • 50 ml. de vino blanco
  • 40 g. de manteca de cerdo
  • 1 cucharada de azúcar
  • Un pellizco de sal
  • Azúcar glas (para cubrir)
  • Aceite vegetal (girasol, maíz etc) para freír

* En cualquier supermercado venden crema pastelera en bricks o en formatos deshidratados para que la volváis a reconstituir con solo añadir leche. Como sabéis este blog trata de hacer comidas tradicionales pero a la mayor velocidad posible, así que el uso de crema pastelera ya confeccionada ahorra muchísimo tiempo.

En primer lugar vamos a reconstituir la crema - si la compráis deshidratada - según indique el fabricante. Si optáis por una opción en brick, no hay que hacer nada.

En una cazuela a fuego medio bajo mezclamos el vino, el azúcar y el pellizco de sal hasta que estos últimos se haya disuelto. Retiramos y tapamos la cazuela para que no se enfríe del todo.

En un bol grande mezclamos la harina tamizada con la manteca de cerdo al punto pomada. Si no está al punto pomada (blanda) la pasamos unos segundos por el microondas.

Añadimos la mezcla de vino y con una espátula o un tenedor lo vamos mezclando todo. Hacemos una bola con la masa y envolviéndola en papel film de cocina la dejamos reposar una hora, más o menos.

Transcurrido el tiempo sacamos del papel film, amasamos hasta convertir en un cilindro alargado que podemos dividir entre 6 y 12 unidades, según lo grandes que queráis los bartolillos.

Esos trozos en que hemos dividido el bartolillo los aplanamos en una superficie enharinada hasta obtener una especie de cuadrado. En el centro colocamos una cucharada generosa de crema pastelera y lo cerramos en triángulo, para que parezca una empanadilla, aunque también se puede hacer cuadrada. La forma no importa, lo importante es que los cerréis bien. 

Para cerrarlo bien utilizad un tenedor  y con el mismo vais marcando los bordes, así no se abrirá.

Vertemos abundante aceite y a temperatura media los freímos hasta que quedan dorados por fuera pero no ennegrecidos. Si vemos que alguno por accidente se abre, rápidamente lo retiramos antes de que la crema entre en el aceite y lo estropee.

Los sacamos y dejamos que escurran el aceite sobre papel absorbente.

Cuando están calientes - pero sin quemaros - los pasamos por azúcar glas para que estén bien dulces. Y a comerlos tibios, que fríos ya no son lo mismo.

Una auténtica delicia, ya veréis.