Esta es una receta tradicional que sirve para cualquier pescado blanco que hagáis al horno, desde el besugo hasta el rodaballo, aunque queda mejor con aquellos pescados grandes (de entre 30 y 50 cm) de cuerpo aplanado. Por ejemplo con la merluza se podría hacer pero no queda tan bien.
Os recuerdo que los pescados blancos se diferencian por la cantidad de grasa en la carne, menor que el azul, y que a primera vista poseen una cola recta o redondeada mientras que los azules la poseen en forma de flecha.
INGREDIENTES (4/6 personas)
- 1 pescado blanco entero (aproximadamente 1.5 a 2 kg), limpio y destripado
- 1 vaso de vino blanco seco
- 3 dientes de ajo, picados finamente
- 1 manojo de perejil fresco, picado
- 1 limón, en rodajas
- 1 ramita de tomillo fresco
- 1 ramita de romero fresco
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal y pimienta al gusto
Precalentamos el horno a 200 grados Celsius.
Mientras el horno toma la temperatura adecuada, evisceramos y desescamamos (si no lo han hecho en la pescadería, aunque sería raro que no lo hicieran) y lavamos y luego secamos bien el pescado con papel de cocina.
Hacemos cortes diagonales en ambos lados del pescado para permitir que las hierbas y los sabores penetren.
Salpimentamos tanto por fuera como por dentro, rociándolo con un poco de aceite de oliva.
Colocamos el ajo picado, perejil, rodajas de limón, tomillo y romero dentro de los cortes y dentro de la cavidad que han dejado las vísceras.
Situamos la pieza en una bandeja de horno forrada con papel sulfurado o de hornear, como queráis llamarlo, vertiendo el vino blanco alrededor del pescado en la bandeja.
Asamos la pieza en el horno precalentado durante aproximadamente 20-25 minutos por cada kilogramo de peso, o hasta que la piel esté dorada y crujiente.
Durante el horneado lo mojamos ocasionalmente con los jugos en la bandeja para mantenerlo jugoso y aromático.
Una vez listo, retiramos el pescado del horno y lo dejamos reposar durante unos minutos antes de servir.
El pez asado se presenta a la mesa en una bandeja grande aunque si causa nervios cortarlo ante los invitados, también se puede partir en tajadas en la cocina y emplatar allí.
Los mejores acompañamientos son de ensalada, verduras al vapor o patatas cocidas a la mantequilla. Y lo dicho, esta receta se puede aplicar sin problemas a casi todos los tipos de pescado blanco.