La pularda es una gallina que se ha criado específicamente para producir carne y no, como suele ser habitual, para obtener huevos.
La producción de huevos es una tarea físicamente extenuante que condena a las gallinas ponedoras a diversos problemas de salud, entre los que se cuentan debilitamiento óseo y un menor crecimiento. Una gallina ponedora "joven" puede llegar a poner hasta 150 huevos anuales mientras que algunas más veteranas rebasan los 250 huevos al año. Lo que nunca se ha llegado a dar, que yo sepa, es una gallina que pueda poner un huevo al día sin fallar ni uno solo. Sería literalmente, la Super Gallina.
Liberadas de este estrés ponedor, las gallinas pulardas son comparativamente más grandes, más altas (porque el calcio que ingieren lo dedican exclusivamente a sus huesos, no a "fabricar" las cáscaras de los huevos) y además contienen bastante grasa entreverada en la carne, lo que las hace mucho más gustosas. Uno de los rasgos que identifican inmediatamente a una pularda es la longitud de las patas, mucho más largas que de sus primas ponedoras.
Hay infinitas recetas para la pularda pero esta es la mejor de todas. Solo emplea unos pocos ingredientes pero el truco consiste en hornearla en modo lento (de ahí el nombre de la receta). Esto supone hacerlo entre 6 y 9 horas a unos 120 grados. De esta manera la carne se cuece en su propio jugo y el sabor es insuperable. Veréis que la receta es más que simple.
INGREDIENTES (6/8 personas)
- Una pularda de entre 3 y 4 Kg
- Manteca de cerdo
- Sal
- Pimienta
- Bacon para fajar las pechugas