El zumo por antonomasia de nuestros desayunos es portador de gran cantidad de mitos pseudo-científicos y meras leyendas urbanas. Hablaré del zumo exprimido, el que llamamos natural, para hacer luego una breve reseña de los zumos envasados.
El zumo de naranja o de otro cítrico es el que contiene más vitamina C
Es falso. Dentro de las frutas la fresa y la grosella tienen más porcentaje de vitamina C a misma cantidad de pulpa, pero quien se lleva el record es el perejil (4 veces más que la naranja) o el pimiento verde (algo más del doble). Comparativamente un vaso de gazpacho recién hecho, con sus vegetales ricos en vitamina C (pepino, tomate, pimiento verde y rojo) es más rico en dicho nutriente.
¿Por qué se ha hecho popular el zumo de naranja?
Por varias razones, algunas razonables y otras falsas. En primer lugar decir que si bien España ha sido siempre un gran productor de naranjas fue el impulso de la producción de naranjas en los Estados Unidos quien popularizó el zumo del desayuno. España llevó el fruto al Estado de La Florida y es este actualmente, y no California como muchos creen, el principal estado productor de naranjas. Intensas campañas popularizaron el consumo en el desayuno en los Estados Unidos en la década de 1950 y de ahí la moda se exportó al resto del Mundo. Si se hizo popular fue desde luego porque aparte de que tiene un sabor muy agradable da la sensación de que tomamos algo bueno para nuestro cuerpo. Esto es correcto en cierta manera. El zumo de naranja es rico en vitaminas C y A, ácido fólico, fibra (tomado con pulpa), potasio y otros minerales pero no una panacea cura-todo, como fue la idea que se impulsó para ser aceptada en todos los hogares norteamericanos.
El zumo se ha de tomar inmediatamente o la vitamina C se pierde
La vitamina C se oxida con relativa facilidad y es sensible al calor y la luz solar. Por tanto tras ser exprimida es recomendable consumirla rápidamente. Esto no quiere decir que la vitamina C se muera a los pocos minutos. Hay un proceso de pérdida gradual. Si la queremos mantener el máximo de tiempo posible es recomendable exprimir naranjas procedentes de la nevera, verter en un vaso opaco lleno al máximo y después cubrir para evitar al máximo la entrada de oxígeno. No obstante el proceso de exprimido inyecta oxígeno en el zumo y si pretendemos exprimir hoy para beber mañana, es más que posible que a pesar de guardar en nevera en recipiente opaco sólo lleguemos a tomar un 10% de la vitamina C de origen.
Obtenemos más zumo de naranja metiéndolas en el microondas unos segundos
Esto es cierto pero es una mala práctica. El microondas debilita las estructuras de la pulpa y hace más fácil extraer jugo pero a su vez calienta la naranja por agitación molecular del agua y la vitamina C queda mermada. No es recomendable hacerlo a menos que simplemente apreciéis el sabor, no el aporte vitamínico.
El zumo de naranja puede atacar el esmalte de los dientes
Esto es cierto pero sin exagerar. Determinadas variedades de naranjas, generalmente las destinadas a zumos, suelen ser de sabor ácido y pueden atacar el esmalte de los dientes si se toma en ayunas y de forma aislada (sin ir acompañado de otros alimentos). Algunas asociaciones de dentistas recomiendan tomar el zumo con pajita pero bueno, otros muchos alimentos pueden atacar el esmalte y no los tomamos con pajita. La solución es simple : cepillarnos los dientes ,tomar chicles correctivos del ph o no hacerlo en ayunas, ayudando de paso al estómago,
Las naranjas dulces tienen menos vitamina C que las ácidas
Es cierto. Se ha estudiado que existe una correlación entre la cantidad de fructosa de la naranja - la fructosa es el tipo de glúcido que contienen las frutas - y la vitamina C. A más fructosa, menos vitamina C. Los productores de naranja en climas subtropicales - Brasil, Estados Unidos - obtienen naranjas dulces mientras que las ácidas, más ricas en vitamina C, se consiguen en países con alternancia climática (España, Italia, Israel etc). La mejor naranja es aquella que se recoge durante los meses frios maduradas al sol. Las naranjas de cámara que se pueden comprar fuera de temporada contienen menos vitamina C.
¿Destruimos la vitamina C al añadir azúcar al zumo?
No, es un mito falso. Lo único que hacemos al añadir azúcar es incrementar el poder calórico de la naranjada. Cada naranja proporciona 60 calorías. Por tanto, puesto que para obtener un vaso de zumo necesitamos dos naranjas, tenemos un mínimo de 120 calorías. Si añadimos 10 gramos de azúcar (una cucharadita) tendremos un total de 160-170 calorías. No es mucho, pero sería mejor mezclar naranjas dulces - las conocidas como "naranjas de mesa" - con naranjas de zumo. De esta manera tendríamos una bebida poco ácida, rica en vitamina C y con un contenido de fructosa suficiente para no golpear nuestro paladar.
Cuanta más vitamina C consumamos, mejor
Es falso. El cuerpo humano no tiene reservas de vitamina C, por lo cual lo que hoy tomemos no nos sirve para mañana. Este error procede de un científico que fue premio Nobel y que recomendaba tomar cantidades ingentes de vitamina C para curar todo tipo de males. Sus trabajos quedaron descalificados hace ya mucho tiempo aunque esa tendencia a "hipervitaminarse" ha quedao enraizada en la gente. No sólo no es recomendable tomar suplementos de vitamina C, sino que además puede provocar problemas de salud. El ser humano debe tomar alrededor de 30 mg de vitamina C al día, algo que queda cubierto con comer una simple naranja y algunas verduras (o dos naranjas).
La vitamina C previene y cura el resfriado y la gripe
Esto es falso. Procede de las mismas conclusiones erróneas del científico loco - pero Nobel - del que había hablado con anterioridad. Es cierto que ayuda al sistema inmunitario pero su efecto sobre los resfriados es mas bien de tipo placebo. El mejor antídoto contra los resfriados es una dieta equilibrada - algo mucho más difícil de conseguir que tragarse un vaso de zumo de naranja y por ello menos popular -. Lo que sí es cierto que las dosis correctas diaria de vitamina C ayudan a sobrellevar mejor los síntomas. El zumo es antioxidante y por ello con efectos beneficiosos en la prevención del cáncer y cardiopatías, favorece la creación de colágeno en nuestro cuerpo, disminuye el colesterol "malo" (LDL) y rebaja la presión arterial. Ayuda, pero ojo, no es una medicina.
De todas maneras hay que indicar que a pesar de tratarse de un tema objeto de debate y aunque parezca mentira, todavía no se ha realizado una investigación en profundidad del asunto. Hay estudios sueltos - todos ellos negativos - pero queda el gran estudio que definitivamente destierre este mito.
El zumo envasado nunca sabe igual que el zumo natural
Cierto. La industrial alimentaria tiene una espinita clavada con el zumo de naranja. No lo han clavado jamás y aunque algunos son una buena bebida, no resisten la comparación con un vaso de zumo natural a su lado. Este problema se debe a la manipulación de la bebida comercial que rompe el sabor de la naranjada natural (ojo, uno de los sabores más arraigados en nuestro paladar y de gran complejidad). El primero que lo consiga habrá colocado una pica en Flandes.
El zumo envasado tiene menos vitaminas y propiedades nutricionales que el zumo natural
De nuevo es cierto, al menos es parte. "Fabricar" vitamina C es fácil y adicionarla al zumo también es sencillo por lo cual podemos tener igual o más cantidad de este micronutriente. Pero los otros nutrientes - fibra, ácido fólico etc - suelen ser más pobres en los zumos comerciales. Los zumos pasteurizados, aunque se indica que se obtienen directamente de exprimir la fruta y no de concentrado, tienen menos vitamina precisamente por el proceso de esterilización. Otro tema importante es el envasado : las botellas transparentes, expuestas a la luz y al calor de los anaqueles de los supermercados, pierden vitamina C muy rápidamente.
El zumo de naranja es un excelente complemento vitamínico, además con un sabor delicioso. No hace falta nada más para aconsejar su consumo. Ni nada menos.