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Patatas rellenas de carne y pimientos del piquillo

Esta es una receta  barata con una buena presentación a la mesa, así que la podéis utilizar para vuestras cenas de compromiso o navideñas. Requiere, eso sí, de una buena selección de las patatas a emplear. Han de ser limpias, con la piel lisa, bastante grandes y con la mejor forma cilíndrica posibles. Cada patata sirve a un comensal.

INGREDIENTES (4 comensales) :

4 patatas muy grandes
250 gramos de carne picada mixta (cerdo y ternera)
1 cebolla grande morada tipo "Figueres"
Una lata (250 gramos) de pimientos de piquillo o morrones
Un puñado de piñones
Medio vaso de tomate frito
1 vaso de leche
Harina de trigo
Orégano
Sal
Pimienta
Una pizca de nuez moscada
Queso curado o semicurado rallado
Aceite virgen extra de oliva

En primer lugar cocemos las patatas enteras y sin pelar en abundante agua. El punto óptimo de cocción es aquel en el que clavamos un cuchillo y le cuesta entrar hasta el centro, esto es, que no debe quedar cocida del todo y mucho menos blanda o deshecha.
Extraemos de la cazuela y las dejamos enfriar. Cuando están templadas o frías, las partimos con cuidado por la mitad transversal y cortamos los extremos de manera que las mitades se puedan sostener de pie. Ahora vamos a vaciar la patata.
Para ello podemos emplear una cucharilla de postre o bien un vaciador, dejando siempre una pared de al menos un dedo de ancho para evitar que la patata se rompa. Cuanto más hondo sea el agujero, más relleno podréis introducir.
Salpimentáis el agujero practicado.
Ahora vamos a hacer el relleno. En una sartén con un chorro generoso de aceite pochamos la cebolla picada muy fina. Cuando transparenta incorporamos la carne picada y cuando está bien frita salpimentamos y añadimos el tomate frito y los piñones además de los pimientos bien picados, especiando con un pellizco de orégano. 
Rellenamos las patatas con la carne picada, no importa si hace "montaña".
A continuación vamos a hacer la bechamel. En una sartén con una buena cantidad de aceite de oliva freímos un par de cucharadas generosas de harina de trigo. Cuando empieza a ponerse marrón añadimos el vaso de leche y removemos hasta que espese y se deshagan los grumos. Entonces añadimos una pizca de sal y otra de nuez moscada.
Ahora disponemos las patatas en una bandeja que pueda ir al horno. Colocamos las patatas y sobre ellas vertemos la bechamel. Sobre la bechamel depositamos un buen puñado de queso rallado. Gratinamos hasta que la superficie queda bien dorada, sirviéndose muy calientes.