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Bougatsa


Este dulce griego recoge gran parte de la tradición repostera de Oriente, muy diferente de la Occidental. En primer lugar utiliza masa filo, un tipo de pasta homologable al hojaldre, masa quebrada etc en cuanto al uso, no a la confección. No sube como el hojaldre, si no que al hornear simplemente se tuesta y adquiere rigidez, como si de un papel se tratara. Es imprescindible para muchas preparaciones como el börek turco o el apfelstrudel austríaco. Es un tipo de pasta que no interfiere con el relleno que contiene mientras cumple su función perfectamente. Actualmente es muy fácil de encontrar en casi cualquier establecimiento.

Por otro lado la bougatsa emplea sémola para dar consistencia a la masa, en lugar de la habitual harina que se emplearía por estos pagos. La sémola es el resultado de triturar granos de trigo duro - el mismo que se emplea para hacer pasta italiana, pero no para hacer pan - y los distintos tipos se clasificarían según el tamaño de la harina resultante. El tamaño más grueso se suele conocer como sémola gruesa o bulgur y el medio como cus-cus. El grano más fino es semolina.

Finalmente veréis que se usa bastante mantequilla, algo habitual en las comidas y reposterías griegas y turcas.

INGREDIENTES :

4 hojas de masa filo
300 ml (1 vaso y medio) de leche entera
200 ml (1 vaso)  de nata líquida (se puede usar la de cocinar, con un 18% de MG o la de montar, con un 35 o 38% de MG)
100 g de sémola muy fina
60 gramos de azúcar glass (impalpable)
30 gramos de mantequilla
1 huevo
1 cucharada de ralladura de piel de naranja
Mantequilla sin sal

Para decorar :

Azúcar glass
Canela molida

En una cazuela calentamos la leche con la nata. A la primera burbuja de hervor, bajamos al mínimo el fuego - si dejáramos que hirviera la nata se podría cortar - y añadimos la sémola y el azúcar, sin dejar de remover, hasta que obtengamos una crema suave (una especie de gachas).

Cuando está homogénea, retiramos del fuego y añadimos la mantequilla, removiendo bien. Como la mezcla está caliente se fundirá enseguida.

Dejamos que la mezcla temple y entonces añadimos el huevo y la ralladura de la piel de naranja. Removemos bien.

Debemos entonces disponer una bandeja rectangular que pueda ir al horno de unos 20 cm de longitud. Pintamos el interior con mantequilla derretida y sobre la misma colocamos 1 de pasta filo. Como es más grande, desbordará por ambos lados. 



La pintamos a su vez con mantequilla derretida para colocar encima suyo otra lámina de pasta filo. Sobre ambas lámina vertemos la masa que hemos obtenido anteriormente y entonces cerramos la pasta filo que sobresalía del molde encima de la misma, encerrándola como si fuera un paquete.



Pintamos de nuevo con mantequilla y sobre todo esto colocamos otra lámina de pasta, pintamos de nuevo con mantequilla y colocamos encima la última, cepillándola también con mantequilla derretida.



Precalentamos el horno a 200 grados y horneamos durante 15 minutos o hasta que se vea dorado.

Extraemos, dejamos enfriar y desmoldamos. Se espolvorea la superficie con azúcar glass y canela, además de que habitualmente se corta en porciones según el número de comensales. No os preocupéis si la superficie aparece cuarteada y rota, es su apariencia normal.