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Bombón de higo borracho

 


A  menos que seas de Cáceres o Extremadura, Almoharín no os sonará de nada. Pero si os digo que la zona es puntera en el cultivo del higo la cosa empieza a cambiar. De hecho, su higo seco es un referente a nivel nacional y mundial. 

El cultivo de la higuera parece un tema baladí. Todos hemos visto higueras creciendo en rendijas de paredes de piedra donde debe haber polvo y no tierra,  o en terrenos yermos y tan secos que no parecen destinados a nada bueno y sin embargo el árbol en cuestión medra y verdea. Es una falsa impresión. En realidad es un árbol delicado que a veces le da por no fructificar o hacerlo pobremente, o se muere por causas no del todo claras. Así que cuando en Almorahín llegó el regadío más de uno, harto de la caprichosa higuera las arrancó de cuajo para dedicar el terreno a cultivos más provechosos.

Hasta hace relativamente  poco tiempo el destino del higo era ser comido tierno o secarlo para acompañar a orejones y otros frutos secos hacia un consumo cada vez más precario. Como las cosas o se dejan morir o se arreglan con ingenio, alguien tuvo la idea de convertir los higos en bombones y rellenarlos no solo de fruta, si no de licores, praliné y hasta cosas exóticas como queso y nueces. Gracias a esa brillante idea los mejores higos de Almorahín han resucitado y hasta más de uno ahora arranca las lechugas para replantar su higueras.

Vamos a emborrachar unos higos para luego cubrirlos de una capa crujiente de chocolate.

INGREDIENTES (para unos 25-30 de bombones) :

  • 300 gramos de higos secos
  • Medio litro de licor (ron, brandy, orujo etc)
  • 150 gramos de chocolate negro al 70%
  • 60 gramos de manteca de cacao para repostería

La manteca de cacao se compra en tiendas especializadas en repostería o en grandes superficies. No confundáis con la que se vende para temas de cosmética y que no tiene nada que ver. No existen alternativas válidas que den como resultado una capa de chocolate lustrosa y dura, con el "crack" tan característico al morder.

En primer lugar hacemos una cruz con un cuchillo en la parte estrecha del higo, donde estaba el tallo. Abrir un poco la carne pero sin deformarlos y los sumergimos en el licor para que se hidraten. Deben estar así 24 horas.

Transcurrido el tiempo extraemos del licor y dejamos escurrir.

En un cazo al baño maría fundimos el chocolate al 70%, rompiéndola en onzas, y la manteca de cacao, hasta que queda homogéneo y líquido. 

Pinchamos el higo con un palillo y los sumergimos en el chocolate. Extraemos y dejamos que el sobrante caiga de nuevo en el cazo. Depositamos sobre un papel de hornear o una rejilla hasta que seca y endurece. Repetimos la acción para cada higo.

También se puede inyectar en la carne praliné, turrón, mazapán o chocolate, entre otras miles de cosas, con ayuda de una jeringuilla de repostería. Todo va a depender de vuestra imaginación.