En Navidad es conveniente tener alguna receta a mano que se pueda hacer al horno. De esta manera tenemos prácticamente libre la cocina para poder trabajar con otros platos mientras el principal se va haciendo.
INGREDIENTES :
Cordero lechal (según número de comensales recomendando raciones de unos 200 gramos por persona)
2 ó 3 cebollas pequeñas por comensal
Vino tinto
Manteca de cerdo
Azúcar (opcional)
Aceite virgen extra
Sal
Pimienta
La noche anterior pondremos el cordero lechal a marinar totalmente cubierto de vino tinto. O al menos unas seis horas.
En primer lugar vamos a hacer las cebollas caramelizadas. Debemos hacerlas en una vasija de barro, sin trocearlas y peladas, y cubriéndolas completamente con aceite extra virgen. La ponemos al fuego mínimo para que empiecen a hacerse. Poco a poco irán oscureciéndose hasta que ennegrezcan del todo. Al final echaremos un pellizco de sal. Esto puede tardar varias horas así que si tenemos prisa o no hemos previsto este paso, cuando estén oscureciendo añadimos una cucharadita de azúcar por cada dos cebollas. De esta manera no debemos esperar a que las cebollas saquen su propio azúcar con cocciones tan prolongadas.
Ahora vamos a sacar el cordero escurriéndolo para salpimentarlo a conciencia . Lo untamos bien de manteca de cerdo y lo ponemos al horno a 180 grados en una bandeja de barro que previamente habremos mojado con el aceite donde hemos hecho las cebollas caramelizadas. El vino del marinado lo utilizamos para rociar el cordero de vez en cuando y que no se seque. Por mera observación comprobaremos que no se queda seco, sino siempre algo brillante por efecto de la manteca o el vino.
Con dos horas de cocción debería ser más que suficiente. Ni que decir tiene que el resultado es una carne sabrosa que se deshace literalmente en la boca con un cierto sabor agridulce. Se sirve acompañado de las cebollas caramelizadas.