A finales de este mes se concatenan varias festividades que destacan por la repostería tradicional que conllevan. Es la época de los boniatos, los panellets, los huesos de santo, el pan de muerto y otros muchas recetas dulces - algunas también saladas - que nos recordarán que estamos ya cerca del invierno.
Antiguamente era tradicional celebrar la festividad de Fieles Difuntos también con dulces aunque la razón no era tanto disfrutar de los mismos - que también - si no obtener algo a cambio.
Fieles Difuntos se celebra el 2 de Noviembre y está dedicada a aquellos que han fallecido pero por alguna razón se intuía que en lugar de ir directos al Infierno o al Cielo se habían quedado en un punto intermedio llamado Purgatorio. Esta especie de tierra de nadie hace tiempo que desapareció de la liturgia católica pero durante siglos sirvió a la Iglesia para obtener buenos dividendos vendiendo intermediaciones para que las almas penitentes alcanzaran finalmente el Cielo. A nivel más mundano también fue útil para los confiteros para vender dulces con el pretexto de que cada venta contribuía a que un alma acumulara puntos con el mismo propósito de alcanzar un lugar al lado de Dios, no tan directo como la clase business que prometía la Iglesia, pero igual de válido. De esta manera cuando comías un pastelillo o un dulce contribuías a la promoción de un difunto hacia la plena felicidad.
Entre que el Purgatorio ya no existe por orden papal y que el 2 de Noviembre no es festivo, los dulces relacionados con esa fecha han ido cayendo en el olvido excepto en varios países como Inglaterra, donde aún son muy populares. A medio camino entre el bollo (lo que en Inglaterra se denomina "scone") y la galleta ("cookie"), los Soul Cakes (literalmente Pasteles del Alma) se consumen en el All Souls' Day (El día de todas las almas, equivalente al Fieles Difuntos católico). Cabe decir que la iglesia anglicana, mayoritaria en Inglaterra, es calcada a la católica exceptuando que la cabeza visible de la misma es el monaca de la Gran Bretaña (en estos momentos Isabel II) y que admite el sacerdocio femenino. El aspecto de las iglesias anglicanas, con esculturas de santos y otros ornamentos, se parece más a los templos católicos que a la austeridad de las iglesias protestantes ya que la escisión de la primera fue debida a motivos más políticos que religiosos. Por eso no es extraño que las fiestas y tradiciones sean bastante similares entre ambas ramas del cristianismo.
INGREDIENTES :
200 gramos de mantequilla sin sal
200 gramos de azúcar glas (impalpable)
500 gramos de harina blanca de trigo
3 yemas de huevo (media L o XL)
100 gramos de pasas sultanas o corintias (sin semillas)
Un cuarto de vaso de leche (50 ml, aproximadamente)
Media cucharadita de nuez moscada
1 cucharadita de canela en polvo
Ponemos a punto pomada la mantequilla (bastarán unos pocos segundos en el microondas) y la batimos con el azúcar glas en un bol grande hasta que forma una crema homogénea con un poco de espuma.
Añadimos entonces las yemas de huevo, una a una, y las vamos integrando bien con las varillas antes de incorporar la siguiente.
En otro bol mezclamos la harina con las nuez moscada y la canela en polvo. Esta mezcla seca la pasamos por un cedazo para que no haga grumo, haciéndola caer directamente sobre la crema obtenida.
Mezclamos bien con una cuchara de madera y cuando ya no es posible continuar, usamos las manos. Si la masa resultante es poco maleable, añadimos leche con cuidado. Durante el amasado vamos añadiendos las pasas para que se distribuyan de forma uniforme.
Con 10 minutos de amasado será más que suficiente.
Precalentamos el horno a 180 grados. Es importante que cuando introduzcáis los Soul Cakes el horno tenga la temperatura exacta.
Volcamos la masa en una superficie lisa y con un rodillo la aplanamos hasta que toma un grosor de 1 cm, más o menos.
Cortamos con un molde de galletas o un bol invertido círculos de masa de unos 5cm de diámetro. Sobre cada una de las galletas marcamos una cruz. Esta marca es una reminiscencia de su origen cristiano y sirve también para facilitar el horneado.
Introducimos en el horno sobre una rejilla o un papel de hornear. Mantenemos unos 15 minutos o hasta que están de color dorado (pero no más allá de los 20 minutos).
Extraemos y dejamos enfriar. Cuando comáis la primera os daréis cuenta el por qué vuestra acción ha llevado un alma al Cielo.