Siguiendo un poco con esta serie de recetas dedicadas al uso del requesón os presento una bastante popular en Italia. Rellenar diversas hortalizas como la berenjena, el pimiento o el calabacín con carne, arroz o queso es una constante en la mayoría de gastronomías. El calabacín tiene un sabor bastante neutro y por eso, desde mi punto de vista, es preferible porque interfiere poco con el relleno. Esto lo hace ideal para sabores suaves como el aportado por el requesón.
INGREDIENTES :
1 calabacín mediano por persona
1 vaso de requesón (4 calabacines)
Medio vaso de queso parmesano (4 calabacines)
2 huevos (para 4 calabacines)
6 rodajas de pan
Pan rallado (o harina de galleta)
Leche
Sal
Mantequilla
Hervimos los calabacines enteros y sin pelar en agua hirviendo durante cinco minutos. Retiramos - aún estarán muy enteros - y dejamos enfriar. Cuando hayan enfriado los cortamos por la mitad y con la ayuda de una cucharita vaciamos la pulpa del interior. No se trata de un vaciado sistemático, sino de dejar un cierto grosor de pulpa entre la piel y el centro. Mientras, habremos retirado la miga del pan y sumergido las cortezas en leche para que se ablanden. Para el relleno batiremos los dos huevos y los mezclaremos con el requesón, el pan mojado en leche que habremos escurrido concienzudamente, el requesón y el parmesano (u otro queso cremoso) y una cucharadita de sal. Con la mezcla rellenamos los corazones de los calabacines y lo cubrimos con una capa muy fina de mantequilla o si lo deseamos con aceite virgen extra de oliva. Luego espolvoreamos encima pan rallado.
Precalentamos el horno a 220 grados. Colocamos los calabacines rellenos en una fuente que pueda ir al horno convenientemente engrasada con mantequilla o aceite de oliva y mantenemos durante 45 minutos o hasta que advertimos que la capa superior queda dorada.