Georgia es uno de los exónimos que existen más alejados del nombre que dan los autóctonos a su país. Para un "georgiano" su país es Sakartvelo, que viene a significar, más o menos, el País donde viven los Kartvelianos. El nombre Georgia que empleamos en Occidente se origina en la Edad Media en referencia al culto a San Jorge que se practicaba en el país.
Otra curiosidad del país es que en la antigüedad se dividía en dos reinos, siendo que el interior era denominado "Iberia" por los romanos. De hecho, para diferenciarlo de la Península Ibérica, se la denominaba "Iberia del Este". Entre ambas zonas no existió ninguna relación ni migratoria ni de ningún tipo y la coincidencia fue meramente toponímica : a los romanos el nombre de la región caucásica les sonaba, más o menos, a la ibérica y ¿para qué calentarse entonces la cabeza buscando un nuevo nombre?
La historia de Georgia es bastante convulsa, desde ser objeto de disputa entre Bizantinos y árabes, llegar luego a convertirse en una república anexionada a la Unión Soviética y hasta la actualidad, que a pesar de la independencia de la que disfruta mantiene conflictos con Osetia del Sur y otras zonas, la mayoría de los cuales cuenta como instigador principal a Rusia.
Aparte de los apuntes históricos vistos, Georgia es un país de una belleza increíble, con un flocklore impresionante.
El plato nacional de Georgia es el Khachapuri, el cual es básicamente un pan que se hornea con abundante queso y se corona con un huevo. Hay muchos tipos de Khachapuri, pero el más llamativo es aquel que posee un forma de barca, probable reminiscencia de los lazi georgianos que fueron sus inventores y los cuales eran reconocidos como los mejores navegantes de la zona.
El Khachapuri sirve para desayunar, almorzar o cenar. Con la adición del huevo que los corona y una buena ensalada, constituyen una comida completa y muy saciante.
El pan debe quedar esponjoso, además de relleno y cubierto de queso. No es por tanto similar a la pizza o al pidé turco. Los quesos que se emplean en Georgia son el Suluguni y el Imeruli. Son totalmente imposibles de encontrar en nuestro país. Los que más se aproximan son, para el primero, el Mozzarella italiano y el Feta griego para el Imeruli.
INGREDIENTES (para 4 personas)
- 300 gramos de harina de fuerza
- 250 gramos de queso mozzarella
- 250 gramos de queso feta
- 100 ml (medio vaso) de agua
- 100 ml de leche
- Un sobre de levadura de panadero (seca)
- Media cucharada de aceite de girasol
- Media cucharadita de azúcar
- Media cucharadita de sal
- 4 yemas de huevo
- 4 cucharadas de mantequilla
En primer lugar mezclamos la leche y el agua, llevando la mezcla al microondas hasta que quede tibia. Incorporamos el azúcar.
Desleímos la levadura en la mezcla tibia y dejamos reposar, en un sitio cálido y oscuro, durante unos 15 minutos.
Mezclamos los componentes secos (harina y sal) en un bol grande y le damos forma de volcán. Añadimos al cono la mezcla de leche, agua y levadura, además del aceite de girasol.
Mezclamos bien y amasamos hasta que la masa deja de ser pegajosa. Si disponemos de amasadora, robot o una panificadora con esta función, es hora de emplearla. Un amasado a mano puede llevar tranquilamente entre 30 y 45 minutos.
Llevamos la masa a un bol, cubrimos con un paño y dejamos en un lugar cálido, sin corriente de aire y oscuro hasta que crece al menos el doble. Esto suele tomar entre 60 y 90 minutos.
Mientras la masa crece mezclamos la mozarella y el feta bien rallados.
Una vez la masa ha crecido la dividimos en 4 bolas de igual tamaño. Las amasamos a mano durante unos 10 minutos y volvemos a dejar para que crezcan unos 30 minutos.
Ahora ya podemos montar el khachapuri,
Con un rodillo extendemos las cuatro bolas hasta darles una forma aproximada de una barca. Extendemos por encima el relleno de queso y cerramos los bordes hacia el interior, de manera que cuando el queso funda no se salga del pan.
Precalentamos el horno a 200 grados.
Introducimos los panes en el horno sobre un papel de hornear y dejamos durante 10 minutos.
Extraemos y sobre el queso fundido, más o menos en el centro, incorporamos la yema de un huevo.
Introducimos de nuevo alrededor de 4 minutos.
Extraemos e inmediatamente sobre cada pan - pero no sobre la yema - incorporamos pequeños trocitos de mantequilla que se fundirán enseguida por el calor remanente.
Se comen siempre bien calientes. Ya veréis qué gozada.
Podéis hacer muchas variantes, añadiendo hierbas aromáticas, otros tipos de queso o incluso con rellenos como jamón York o atún. Esto último no es muy ortodoxo, pero queda buenísimo.
Por cierto, Khacha vendría a significar queso y puri, pan. Ya sabéis dos nuevas palabras en kartveliano.