Esta receta procede de la isla de Lesbos. El nombre original es Μανιταροκεφτέδες que se compone de dos palabras : manitaro, que es el nombre griego para setas y keftedes, que significa albóndiga. Es muy fácil de realizar y bastante sana ya que toda la proteína procede de las setas, no de productos cárnicos o lácteos. Empleo champiñones pero se podrían utilizar níscalos o cualquier otro tipo de hongos.
INGREDIENTES :
400 gramos de champiñones
1 cebolla grande morada, tipo "Figueres"
3 huevos
1 vaso de caldo vegetal
6 rebanadas de pan (alrededor de 100 gramos de pan)
Pimienta negra molida
Sal
Orégano
Comino (opcional pero recomendada porque le da un sabor muy "oriental")
Aceite virgen extra de oliva
Harina de trigo
Salsa de tomate frita (opcional)
Harina de galleta (opcional)
Lavamos a concienza y picamos muy finos los champiñones. Una vez hecho esto es importante secarlos empleando una centrifugadora o colocándolos sobre papel absorbente de cocina. Mientras remojamos el pan en el caldo vegetal para que se ablande. Lo mejor es llenar un plato sopero a medias y colocar el pan encima para que absorba por su mismo el líquido. El pan debe quedar mojado, no "borracho". Ahora colocamos en un bol los champiñones, el pan, la cebolla bien picada, una cucharadita de sal, una pizca de comino, otra de pimienta y los tres huevos. Amasamos con las manos hasta que todo queda muy bien mezclado. El resultado es una masa un tanto suelta por lo que podemos hacer dos cosas : la primera es "secar" agregando poco a poco harina de galleta de manera que podamos trabajarla sin problemas o bien (recomendado) formar una bola con la ayuda de una cuchara para rápidamente cubrirla de harina y echarla a continuación en abundante aceite de oliva para que quede bien frita.
Se sirven generalmente cubiertas de salsa de tomate. Es curioso probar a hacerlas con diferentes tipos de setas. La más sorprendente es desde luego la albóndiga de níscalo (rovelló), especialmente si no la especiáis dejando que el aroma a bosque de la seta impregne la masa.