Durante los meses de verano dar de comer a los niños puede ser un calvario. En primer lugar no se les puede dar recetas con alto poder calórico porque las rechazarían de plano - las altas temperaturas ya les proporcionan el calor corporal suficiente, o al menos eso creen ellos-. Por otro lado es difícil proporcionar menús completos - con abundante presencia de fruta y verdura - si el niño es reticente a estos productos, lo que por desgracia suele ser habitual. Además tenemos el handicap de que la ruptura de rutina que suponen las vacaciones hace difícil compaginar horarios de comida con la playa, la piscina etc.
Con la fajita de pollo rebozado y guacamole conseguimos varias cosas, todas ellas positiva. En primer lugar, se prepara de forma muy rápida, lo cual es bueno para el cocinero/cocinera (es decir, los padres). En segundo lugar es completo, ya que tenemos el cereal de la fajita, las vitaminas del guacamole y la ensalada y la proteína del pollo. Y por si fuera poco, les metemos un golazo a los enanos de la casa presentándolo como si fuera fast food mexicano que siempre apetece.
INGREDIENTES :
Fajitas de maíz o trigo (se pueden conseguir en cualquier supermercado)
Pechugas de pollo deshuesadas
Salsa guacamole
Hojas de lechuga grande
Harina de galleta
Aceite virgen extra de oliva
Sal
Respecto al guacamole te tenéis dos opciones : comprarlo ya hecho (se puede encontrar en muchos supermercados) o bien hacerlo vosotros mismo tal y como expliqué en este artículo anterior.
En primer lugar rebozamos con harina de galleta los filetes de pechuga y los freímos en abundande aceite de oliva. A continuación los cortamos en tiras largas de un dedo de grosor. Untamos de guacamole un lado de una o varias hojas de lechuga, a ser posible que carezcan de nerviaduras (la lechuga rizada es la más indicada). Sobre la parte untada de la lechuga depositamos los trozos de pollo y enrollamos hasta formar un tubo.
Disponemos la fajita sobre el plato, untamos uno de los lados también con guacamole, enrollamos y ya está lista para servir.
El pollo puede estar frío o caliente, da lo mismo, porque se lo van a comer con la misma pasión. También se puede añadir tomate, cebolla, pimientos, una picada de aceitunas...las combinaciones no tienen límite.