Muchos productos que utilizamos a diario en nuestras cocinas tienen una doble utilidad a menudo insospechada. He encontrado tantos dobles usos que los voy a ir publicando a lo largo del mes en tandas de diez.
Agua de coco :
El agua de coco se emplea en primera instancia para beber, pero además se considera tan pura que se puede suministrar en sustitución del suero.
Mermelada:
La mermelada es una manera de conservar la fruta. Dicha conservación se basa en deshidratar las bacterias causantes de la descomposición de los alimentos por la acción del azúcar. Es tan eficaz que las mermeladas se pueden emplear para desinfectar heridas si no tenemos a mano los remedios habituales (yodo, mercurocromo, alcohol etc). La mermelada actuará sobre las bacterias que pretenden entrar en nuestro cuerpo quitándoles todo el agua y por tanto matándolas.
Cebolla :
cortar una cebolla por la mitad y dejarla en la habitación donde duerme nuestro hijo le ayudará a calmar la tos consiguiendo que pueda descansar durante toda la noche. Es muy eficaz.
Ajo:
el ajo crudo y cortado o machacado contiene alicina, un antibiótico natural, útil sobretodo para eliminar bacterias presentes en la boca y el conducto respiratorio. La alicina es muy inestable, por lo que el consumo debe ser inmediato. Por ejemplo, el alioli sería una buena manera de consumir alicina.
Arroz :
el arroz es un cereal muy ávido de agua. Si incluímos algunos granos en el salero evitaremos que al humedecerse la sal se apelmace.
Vinagre :
el vinagre es un producto muy útil y no solo en la cocina. Sirve para eliminar el óxido de elementos metálicos o el carbonato de calcio depositado por el agua sobre las griferías del baño. También se emplea para luchar contra las infestaciones de hormigas o el cuidado del cabello.
Harina y azúcar para fabricar pegamento casero :
a menudo nuestros hijos nos recuerdan que deben presentar un trabajo escolar de plástica al día siguiente y para el cual no disponen de pegamento. Una receta muy simple permite disponer de un buen pegamento con ingredientes comunes :
250 ml de harina
100 ml de azúcar
375 ml de agua
1 cucharada de vinagre
100 ml de azúcar
375 ml de agua
1 cucharada de vinagre
Mezclamos la harina con el azúcar y añadimos la mitad del agua. Disolvemos bien los grumos, añadimos el resto del agua y llevamos al fuego lento hasta que empieza a espesarse con la textura habitual de la cola blanca. Añadimos el vinagre - que actuará como conservante - y ya podemos emplearla. Tarda más en secar pero su dureza es prácticamente igual a la cola blanca en manualidades convencionales (no para pegar la pata de una silla, quede claro). Se debe guardar en la nevera.
Bicarbonato sódico :
el bicarbonato sódico es un excelente desodorante. Aplicado sobre nuestro cuerpo diluido en agua absorberá el mal olor sin enmascararlo en fragancias perfumadas. Simplemente no oleremos a nada.
Sal :
la sal sirve para evitar que las carreteras se congelen en invierno. Mezclada con la nieve recién caída llevan el punto de congelación de 0 a -23 grados, lo cual impide que se forme hielo en la calzada aumentando considerablemente la seguridad en la conducción.
Patata :
para evitar que el parabrisas de nuestro coche se congele durante la noche, basta con frotar el parabrisas con una patata cortada por la mitad.