Uno de los dulces más representativos de la repostería cántabra y una verdadera delicia para el paladar a no ser que hayáis cometido el error de degustar algunos productos de bollería industrial con la apariencia de sobaos pero que distan mucho de serlos. Nada que ver con los que se venden en Santander o los que podéis hacer en casa con muy pocos ingredientes y a un precio más que asequible. Y por si fuera poco, son fáciles de recordar y de hacer en cualquier cantidad ya que azúcar, mantequilla y harina han de tener el mismo peso.
INGREDIENTES :
100 gramos de mantequilla
100 gramos de azúcar
100 gramos de harina
2 huevos
En primer lugar batimos la mantequilla a punto de pomada con el azúcar hasta obtener una masa cremosa. Sin dejar de batir vamos añadiendo los huevos. A continuación incorporamos la harina tamizada -para que no haga grumos - y batimos bien hasta obtener una masa cremosa.
Precalentamos el horno a 180 grados. Vertemos la masa en una fuente preferiblemente cuadrada que pueda ir al horno. Puede ser una fuente de aluminio desechable o bien de silicona. Debemos dejar una profundidad de alrededor de un dedo y medio. Horneamos durante 30 minutos o hasta que la superficie queda tostada y al meter un palillo éste salga seco. Como no tenemos levadura, podéis abrir el horno sin problema para ir comprobando la cocción.
Dejamos enfriar y cortamos en cuadrados, listos para ser consumidos. Son fáciles de hacer y están buenísimos.