Un par de enfermedades poco graves pero molestas se me han encadenado durante los últimos días y el primer abandonado ha sido este blog. Espero que a partir de hoy la situación se normalice aunque he notado con extrañeza que las visitas se han doblado durante los últimos días (??!!). Tal vez debería dejar descansar el blog más a menudo...
Esta receta era típica de las comunidades judías del este de Europa hasta que el retorno de las mismas a Israel tras la Segunda Guerra Mundial la ha convertido en una receta israelita muy popular. Es extremadamente sencilla de hacer, muy gustosa y por tanto adecuada para los más pequeños de la casa. No hace falta decir que es importante hacerse con hígados de 'confianza' y que un hígado de pollo campero criado con grano no tiene nada que ver con los hígados de pollos industriales.
INGREDIENTES
500 gramos de hígados de pollo
2 cebollas grandes2 huevos
Sal
Pimienta negra molida
Aceite virgen de oliva
En primer lugar hervimos los huevos durante doce minutos para dejarlos duros. En una sartén calentamos un chorro generoso de aceite de oliva para freir una cebolla cortada en tres o cuatro mitades (simplemente para dar sabor al aceite). Cuando se han dorado las retiramos. A continuación freimos a fuego lento los hígados que habremos lavado muy bien y dejado limpios de todo aquello que no sea carne pura (ni grasa ni hiel ni nada). Con 10 minutos de fritura será más que suficiente. Retiramos y reservamos.
En el mismo aceite freimos la otra cebolla muy picada, de nuevo los hígados pero esta vez también picados y los dos huevos duros desmigados. Salpimentamos al gusto. Cuando adquiere textura se retira del fuego y se sirve siempre frio, acompañado de verduras, encurtidos o alguna ensalada ligera.
Es un plato que recomiendo fervientemente.