Las variedades de lentejas se clasifican según su coloración. Las más habituales en nuestro país son las castellanas y las pardinas, aunque también se producen las verdes, sin bien estas últimas se consumen poco. En Oriente Medio, origen de las lentejas, el tipo habitual de lenteja es una de fuerte coloración anaranjada y bastante más pequeña que las variedades españolas. Se venden secas pero no requieren ni lavado - tal vez uno "preventivo" - ni remojo previo ya que reblandecen rápidamente y carecen de piel. Se pueden utilizar en cocidos si bien suelen estar listas en diez minutos así que se han de añadir al final de la cocción. Debido a la ausencia de pellejo y a su suavidad se emplean en la confección de sopas. Las lentejas naranjas las podemos encontrar en España en comercios que vendan productos magrebíes, a veces con la denominación inexacta de "lentejas egipcias". Las sopas de lentejas son muy habituales en toda la cocina del Próximo Oriente ya que se trata de una receta sencilla muy recurrente para las agobiadas amas de casa de la zona, desde Armenia hasta Irak.
INGREDIENTES :
Un puñado de lentejas naranjas por comensal
1 patata pequeña1 diente de ajo
1 cebolla pequeña
1 calabacín mediano
1 tomate maduro
Caldo de verdura o pollo (1.5 litros para 4 personas)
Sal
Pimienta negra molida (opcional)
Salsa de tomate frito (opcional)
Orégano (opcional)
Aceite virgen de oliva
En una cazuela grande echamos un par de cucharadas de aceite virgen de oliva y freimos la mitad del diente de ajo muy picado. Añadimos el caldo de verdura incorporándole el calabacín sin pelar, el tomate sin piel ni semillas, la cebolla entera y la patata. Cuando la patata empieza a reblandecerse incorporamos las lentejas y dejamos hervir hasta que se ablanden (no debería tomar más de 10-15 minutos). Rectificamos de sal.
Si queremos una sopa espesa lo que haremos será pasarla por la batidora y luego colarla con un cedazo fino. De esta manera incorporaremos toda la fécula de la patata. Si la queremos fina la colaremos tal cual.
Se puede servir con un poco de salsa de tomate por encima si hemos escogido la opción "espesa". Para ello cogemos la salsa de tomate y la calentamos con un poco de aceite de oliva, añadiendo la otra mitad del diente de ajo muy picado, el orégano y la pimienta negra. La salsa resultante sirve para hacer una especie de dibujo sobre la sopa.