Fuente : wikipedia |
Muy popular en España así como en Suramérica y México (donde se conoce como ate) el membrillo es un fruto parecido a una pera grande y algo deforme que en estado natural resulta incomestible. Para poderlos degustar los griegos y romanos los cocían y endulzaban con miel y más o menos la misma técnica se suele emplear en la actualidad sustituyendo la miel por azúcar.
En la festividad de Todos los Santos (1 de Noviembre) es tradicional en algunas zonas de España consumir dulce de membrillo acompañado de queso blanco, frutos secos y algún vino dulce. Para los que son de mi edad seguro que recuerdan que en su niñez - cuando los dinosaurios vagaban libres por la sabana - la tres meriendas tradicionales que nos daban nuestras madres eran el plátano con pan, el chusco con una onza de chocolate clavada en el centro y el bocadillo de dulce de membrillo. Y el consejo de nuestras madres : "si os persigue un tyranosaurus, le
tiras el membrillo y así se entretiene mientras tu corres". Y nosotros pensábamos : "si hombre, en cualquier caso le tiro el pan".
Podéis comprar dulce de membrillo en cualquier supermercado, pero hacerlo en casa tiene un plus que merece la pena.
INGREDIENTES :
500 gramos de azúcar blanca *
Zumo de limón
* La cantidad de azúcar siempre ha de ser igual que el peso efectivo de los membrillos sin piel ni semillas. De 1 Kg de membrillos se obtiene alrededor de 500 de pulpa "utilizable" pero lo mejor es que ajustéis el peso para obtener la exacta equivalencia.
En primer lugar pelamos y quitamos las semillas y el centro de la fruta que es más dura. Los trozos que vayamos obteniendo los debemos mojar en limón para evitar que se oxiden.
A continuación vertemos los trozos en una olla y los cubrimos lo justo de agua. Dejamos que hierva durante media hora más o menos.
Cuando tenemos la fruta cocida la extraemos y llevamos al pasapurés. A continuación es conveniente pasarla por la batidora para que quede muy fina.
La vertemos de nuevo en una cazuela sin agua a fuego muy bajo - mínimo - y añadimos el azúcar. Debemos remover con una cuchara de madera hasta que el azúcar se funde y la mezcla espesa. El punto exacto será aquel en que la cuchara se clave vertical y quede bien agarrada a la masa.
A continuación nos hacemos con un molde de cualquier forma y lo mojamos con un poco de aceite de manera que sea fácil desmoldar (no empleéis mantequilla).
Rellenamos el molde con el dulce de membrillo, lo dejamos enfriar a temperatura ambiente y lo metemos en el frigorífico durante 24 horas. Luego desmoldamos y listo para comer.