Aunque lo mejor es siempre comer la fruta fresca a veces ocurre que ésta no es demasiado gustosa. Lo mejor en estos casos es emplearla en la repostería. Eso me ocurrió con medio kilo de higos frescos los cuales literalmente no sabían a nada. Así que los empleé para hacer esta tarta rústica que se hace muy fácilmente.
INGREDIENTES :
Unos veinte higos, más o menos
1 hoja de pasta quebrada (de la que no sube) suficiente para hacer una tarta de unos 20 cm de diámetro
6 cucharadas de azúcar morena
6 cucharadas de harina de almendras
Una yema
Colocamos la pasta quebrada en un molde circular o rectangular, al gusto, de manera que pueda subir por los bordes al menos un par de centímetros. Espolvoreamos por la base 3 cucharadas de azúcar y 3 cucharadas de harina de almendras (la mitad).
Lavamos bien los higos frescos y los cortamos por la mitad. Los vamos colocando por encima de la superficie de manera que la ocupen en su totalidad. Por encima espolvoreamos el resto de azúcar y de harina de almendras. Subimos el borde de la pasta y la pintamos con la yema de huevo.
Precalentamos el horno a 180 grados y en 20 minutos, o cuando la pasta se vea bien hecha, lista para sacar. Se puede servir templada o fría, al gusto.
Veréis que la fruta que no sabía nada por efecto del calor y del azúcar añadido adquiere el sabor que originalmente debería haber tenido.