Mucha gente vive obsesionada por el peso que ganarán durante las celebraciones navideñas, resignándose a combatir los kilos de más con sesiones extenuantes de gimnasio durante el mes de enero. De media una persona con un apetito normal engorda entre 2 y 4 Kg gracias a los fastos navideños. El peso extra se pierde por regla general en un par de meses sin hacer nada en especial, simplemente retornando a la rutina diaria. Pero si ese peso adicional os agobia o no os hace disfrutar de las fiestas como debiera he aquí una serie de reglas que os harán salir de las fiestas con la misma figura con la que entrasteis.
1. Nunca vayáis a una comida navideña hambrientos :
Esta regla es esencial ya que tenderéis a comer más de la cuenta, sobretodo platos muy calóricos. Lo mejor es desayunar abundantemente o bien beber un vaso de agua entero antes de cada comida.
2. Comed mucha fruta y verdura :
Las comidas navideñas suelen estar faltas de fruta y verdura y sobradas de proteínas y grasas, reminiscencia de un pasado donde la gente se alimentaba principalmente de verdura, fruta y carbohidratos y probaba la proteína y las grasas de origen animal muy de tanto en tanto. Aparte de los aportes de vitaminas y otros elementos esenciales para el cuerpo humano, recientemente se ha descubierto que una dieta abundante en fruta y verdura genera una flora intestinal que ayuda a digerir mejor la comida y favorece la delgadez. Así que lo mejor es comenzar a comer sano desde ya mismo e intercalar entre las comidas navideñas grandes cantidades de fruta y verdura. De hecho está comprobado - aunque aún hay cierta controversia al respecto - que las personas que comen de todo y en abundancia sin engordar son poseedoras de una flora intestinal especialmente rica. No es broma, la flora intestinal representa alrededor de 2 Kg de nuestro peso corporal.
3. Comed productos ricos en calcio :
El consumo de productos lácteos no azucaradas (leche, yogur), verduras de hoja ancha o tofu, todos ellos ricos en calcio, impide la absorción de grasas. Se entiende que los productos lácteos deben ser del tipo descremado.
4. No comáis carbohidratos durante las cenas :
Restringid al máximo el consumo de carbohidratos durante las cenas (nada de pasta ni de pan). Tampoco comáis pan durante las comidas para evitar la sensación de plenitud ante tanta abundancia de manjares. Es el único caso en que recomiendo no tomar pan.
5. Pocas bebidas alcohólicas y menos dulces :
Las bebidas alcohólicas y los dulces se deben tomar con moderación puesto que impiden el correcto funcionamiento metabólico del cuerpo, son muy calóricos y aportan calorías "vacías" (sin ningún valor nutricional).
6. No vayáis muy abrigados :
Puede parecer una tontería, pero durante muchas cenas navideñas la gente se suele quejar más de calor que de frío. Vamos excesivamente abrigados para protegernos del frío exterior y al llegar a las casas como invitados nos damos cuenta que la calefacción está al máximo y la comida nos hace sudar. Lo mejor es ir con un abrigo grueso pero en manga de camisa/blusa o con un suéter ligero y dormir con pocas mantas y sin calefacción. De esta manera perderemos sin hacer esfuerzo alguno entre 300 y 600 calorías de las que hemos ganado durante la comida.
7. Hacer ejercicio moderado :
Aunque es habitual ver a gente matándose a correr durante las noches de los grandes banquetes, con la vana esperanza de perder lo que han ganado durante el día, es un sistema muy poco recomendable. Los ágapes navideños exigen digestiones lentas y si practicamos un fuerte ejercicio podemos tener problemas graves ya que el cuerpo nos exige reposo. El mejor ejercicio consiste en acudir caminando a las comidas donde seamos invitados - 20 minutos caminando para una persona de 70 Kg suponen quemar 115 calorías de media - y regresar de la misma manera. Evitemos sentarnos en el sofá o estar excesivamente sedentarios tras una comida y si podemos salgamos a pasear (la obligación de sacar al perro tres veces al día es una buena manera de quemar alrededor de 400 calorías). Por otro lado cabe indicar que el aumento de peso no es lineal, así que no engordamos de manera inmediata sino que dicho efecto ocurre cuando las comidas han sido metabolizadas por nuestro cuerpo de manera que las comidas del lunes aparecen en nuestra cintura el jueves o viernes.
8. Beber mucha agua :
El agua es necesaria para la mayoría de los procesos metabólicos del cuerpo humano, así que bebed en abundancia - más de lo que esteis acostumbrados - para favorecer la "quema" de calorías.
9. Evitad el comer por cortesía :
Aunque esto tiene más que ver con la psicología que con la nutrición, es importante saber decir "basta" ante un plato que no os veis capaces de comer. Recomiendo evitar las excusas - "no me gusta tal o cual cosa", "no tengo hambre" etc - para ir directos al grano : "no quiero comer para evitar engordar", lo cual no debe ofender al anfitrión con dos dedos de frente. Aquí ya no incluyo a suegras malcaradas, parientes suspicaces o gente que opine, sin razón, que padeces anorexia. La ración correcta de casi cualquier cosa es aquella que cabe en un plato de postre.
10. Nada de salsas :
Racionar el pan tiene mucho que ver con no abusar de las salsas : si no hay pan es difícil llevarse las mismas a la boca con el tenedor, por no decir que es poco elegante. Las salsas representan un aporte brutal de calorías y se deben evitar, consumiendo sólo aquellas cantidades que impregnen moderadamente los bocados del producto principal. No estáis ofendiendo a la comida con este proceder ya que en las comidas más elegantes se considera una ordinariez mojar pan en las salsas o degustarlas directamente.
11. Evitad sentimientos de culpabilidad :
Aún siguiendo las reglas anteriores es probable que consumáis un extra de entre 1000 y 1500 calorías con respecto a vuestra dieta habitual, Eso puede producir cierto incremento de peso que no os obligue a cambiar la talla de la ropa. No os sintáis culpables por ello y sobretodo no caigáis en dietas de enero que no llevan a ninguna parte. Un cierto exceso es recomendable desde el punto de vista psicológico ya que nos libera de la rutina y además nuestro cuerpo tiende siempre a recuperar lo que piensa que es su peso normal. Si durante todo el año vuestro peso ha sido de 52 Kg, sin hacer nada en especial, regresaréis a los 52 en unas pocas semanas. Otra cosa es que pensemos que nuestro peso ideal son los 52 Kg y en realidad sean los 54Kg. Y es aquí donde nacen los problemas ya que nuestro cuerpo sabe más que nosotros y volveremos a los 54, no a los 52.