Açai na Tigela


Antes de hablar de esta receta debemos explicar qué es el açaí.

La palmera de açaí (Euterpe oleracea) crece en la región del Amazonas, en llanuras inundables, pantanos y otras zonas que contienen cultivos "selváticos", es decir, que se integran de manera natural con el entorno aunque cuidadas por los nativos de la zona. Esto significa – o significaba - que las palmeras están dispersas entre otras especies de plantas y arbustos y solo un ojo experto puede identificarlas como parte de un cultivo.

Se puede consumir diversas partes de esta palmera. Por ejemplo de ella se obtiene el llamado “palmito” que una vez encurtido se emplea en ensaladas e inclusos se obtiene un tipo de aceite, pero es la fruta o baya, que es considerada un “superalimento”, la que se ha popularizado en los últimos tiempos. 


Esta fruta, que por extensión también es llamada açaí, tiene una forma redonda u ovalada y es de color violáceo cuando está madura y verde cuando está inmadura, aunque existe otra variedad, el açaí blanco, que es mucho menos conocido. El cultivo de açaí requiere un clima tropical con mucha lluvia mientras que el período de cosecha abarca los meses comprendidos entre julio y diciembre.

El açaí ha sido consumido por la gente de la región desde los principios de su historia. Los ribeirinhos, 'gente del río', escalaban los árboles que habían cultivado, bajaban los puñados de frutas y las dejaban bajo el agua durante horas para ablandar la piel y la carne, después de lo cual extraían las semillas a mano. Lo que se consume es la pulpa espesa y de color violáceo, acompañada de pescado o sola, como si se tratara de una sopa. Su sabor afrutado posee toques de chocolate.

La fama que ha ganado en los últimos años ha sido fomentada principalmente por las redes sociales donde muchos usuarios han loado sus propiedades nutricionales y antioxidantes. 

Es obvio que el salto de un cultivo selvático hacia un consumidor urbano no se produce porque sí ni tampoco es fácil de hacer. Tras el mismo hay un considerable trabajo de marketing fomentado por empresas norteamericanas que llevaron el producto a los Estados Unidos y para venderlo tuvieron que darle una "razón" de peso al consumidor. 

Esta maniobra fue llevada a cabo por los hermanos Ryan y Jeremy Black y su argumento fue que se trataba de un superalimento, es decir, un producto casi milagroso. 

Hay que aclarar que el açai contiene elementos beneficiosos para el ser humano. Consumido de forma regular baja el nivel de azúcar en sangre y posee gran cantidad de antioxidantes y otras sustancias de las que se deriva cierto poder anti cancerígeno. No se trata de sustancias únicas del açaí ya que muchas frutas y verduras las poseen en cantidad variable. En cualquier caso muchos consumidores se adhirieron casi fanáticamente a estos beneficios para la salud disparando el consumo.

Un efecto colateral de este boom ha sido que los cultivos se han industrializado llegándose a arrasar zonas de bosque para plantar palmeras – las cuales no proporcionan una alta producción - a la vez que los agricultores nativos perdían fuerza en el cultivo frente a grandes corporaciones agroalimentarias. Lo que antes era un cultivo ecológico destinado al autoconsumo se ha convertido en plantaciones masificadas de monocultivo, lo cual siempre es perjudicial para el productor nativo.

El açaí es una fruta muy delicada que posee un periodo de comercialización muy limitado. Por ello es preciso manipularlo triturándolo y congelándolo in situ para transportarlo más allá de Brasil. Esto implica que ya desde origen se debe mantener una cadena de frío que no se romperá hasta que llegue al consumidor. 

La huella de carbono por tanto es gigantesca si la comparamos por ejemplo con un fruto de cultivo local. Por ejemplo el transporte en avión - algo no inusual con este fruto gracias al alto precio que se paga en destino por el mismo - implica que por cada kilogramo de açai congelado se emiten 5 Kg de CO2. Pensemos que un cultivo local de proximidad apenas emite apenas unos gramos de CO2 a igual peso transportado.

La manera más común de consumir el açaí es batiéndolo junto con otras frutas, creando un tipo de smoothie (batido) con consistencia de helado "blando". También es habitual consumirlo en unión de cereales y otras frutas a modo de desayuno e incluso sustituyendo otras comidas. Esta modalidad es conocida como açaí bowl, traducción literal del nombre original de Açaí na Tigela (esto es, açaí en bol). Se suele asociar con dietas saludables o “modernas”  es decir, básicamente el re descubrimiento de las dietas de los abuelos – en este caso de otras culturas gastronómicas - pero desempolvadas para hacerlas mucho más caras.

INGREDIENTES (2/4 personas) :

    • 400 g de helado de pulpa de açaí

    • 100 ml de jugo de guaraná o similar

    • 1 banana

    • 1 manzana

    • 200 gramos de fresas

    • 4 cucharadas de copos de avena, muesli o similar

    • Sirope de ágave

La elección de estas frutas y no otras es meramente circunstancial y suele depender del gusto del consumidor. Generalmente no suelen faltar la banana para darle un toque cremoso pero firme, así como algo de zumo, en este caso guaraná, un fruto original de la Amazonia que contiene una sustancia parecida a la cafeína y que por tanto en un bol matutino, nos ayudará a despertar del todo. El zumo se emplea no solo para darle sabor, si no para permitir licuar ligeramente los componentes más sólidos. Si no tenéis zumo de guaraná se puede emplear de melocotón, mosto de uva etc. En el caso de pretender hacer un smoothie eliminaríamos la banaba o añadiríamos más cantidad de zumo.

El açai se puede encontrar en grandes superficies en las góndolas correspondientes a congelados, generalmente compartiendo espacio con frutos del bosque (arándanos, fresas etc) también congelados.

En una batidora de vaso batimos el helado de açaí, el zumo de guaraná, el plátano y la manzana hecha en cubos hasta que la masa tenga una consistencia suave y homogénea. Podemos añadir en este momento un par de cucharadas de sirope de ágave u otro edulcorante de nuestro gusto.

Vertemos el resultado en recipientes individuales para cada comensal.

A continuación cortamos las fresas y las distribuimos por los boles. Incorporamos también la avena por encima siendo el comensal quien decida el momento en que la mezcla con las frutas.

Sea porque tienes fe en las propiedades de este “superalimento” o simplemente porque su sabor te agrade, el Açaí na Tigela no te dejará indiferente. Debe quedar también claro que si bien emplea un fruto descubierto y explotado por los nativos, la receta expuesta no tiene nada que ver con la cocina tradicional indígena.