La OMS por primera vez se ha alineado con diversos estudios que desde hace décadas alertan sobre el efecto cancerígeno del bacon y las salchichas. En realidad la OMS no dice tal cosa, sino que indica la peligrosidad de las carnes procesadas que han sufrido salazón, el curado, la fermentación y otros tratamientos destinados a mejorar su gusto o aumentar su durabilidad.
Supongo que más de uno habrá eliminado de su dieta ambos productos, más atento a los titulares que al contenido del informe de la OMS. Si uno lee con detenimiento el informe se indica que es recomendable no consumir más de 50 gramos de carne procesada al día puesto que incrementa en un 18% el riesgo de padecer cáncer de colon. Ya os habéis imaginado que consumir 50 gramos de bacon al día es una insensatez que antes nos provocará un infarto que un tumor.
Los alimentos ni causan ni curan el cáncer, es el exceso en su consumo lo que puede acarrear graves consecuencias. Tomemos otro ejemplo. Las patatas fritas o chips contienen acrilamida, substancia que se genera cuando freímos hidratos de carbono. Se sabe desde hace tiempo que la acrilamida es capaz de causar mutaciones genéticas y cáncer en ratones de laboratorio, aunque todavía no se ha probado que causen el mismo efecto en seres humanos. ¿Debemos por tanto dejar de consumir patatas fritas? Sería una insensatez, de la misma forma que también sería estúpido comer a diario bolsas y bolsas de patatas fritas (por la sal, por la grasa, por el glutamato con que las impregnan para hacerlas más apetecibles, e incluso por la acrilamida). Lo sensato es comer poco de los alimentos ricos en grasa y excesivamente tratados y aumentar aquellos que se consideran más sanos como la fruta y las verduras. Y aún así no estamos exentos de riesgo. ¿No os habéis parado a pensar el por qué las frutas y las verduras tienen un aspecto tan similar a la cera, sin ninguna picada de insecto? Eso sólo se consigue rociándolas literalmente en insecticida que seguro que es tan perjudicial como el bacon. Si no más.
Os puedo asegurar que de cada alimento que consumís sería posible hacer una lista de pros y contras. Lo que ocurre es que algunos de ellos tienen más contras que pros y por tanto son más prescindibles en nuestra dieta. Si no comemos bacon no va a pasar nada ya que el aporte nutricional es bajo. Pero si no bebemos leche deberemos tomar medidas para compensar el calcio, las vitaminas y proteínas que nos llegan a través de ella. Y también la leche tiene muchas contraindicaciones que son menores que los beneficios de su consumo.
Por no hablar de la presión que hacen los lobbies a la hora de incluir o eliminar de una lista aquellos alimentos que defienden ganaderos, agricultores o distribuidores.
Tampoco se libra de la crítica la OMS. Si os habéis fijado en los supermercados las bolsas de patatas cada vez son más grandes. Se habla de tamaño extra grande o familiar. Así que la bolsa de 30 ó 40 gramos ha dado paso a monstruosas bolsas de más de 100 gramos. Y de eso la OMS no habla porque atañe al consumo, no a la salud (suena irónico pero no lo es). Como tampoco ponen coto a paradas de fruta donde éstas tienen un aspecto irreal aunque carezcan de sabor, a pesar de que saben que en algunos países comerse la piel de la manzana te puede llevar al otro barrio (y no exagero).
En resumen, comed como siempre - sin excesos - y pensad que no vivimos eternamente pero que los años que estemos en la Tierra sean todo lo saludables que puedan ser.
Y si vuestro impulso de comer bacon y salchichas es irresistible, aquí va algunos consejos sobre alimentos que contrarrestarán los efectos nocivos de los primeros: