Los seres humanos pueden vivir sin comer durante 8 semanas pero no sobreviven más de 3 días sin agua. Eso es al menos lo que dice la ciencia médica. Respecto al agua los hechos son incontestables : sin agua nadie sobrevive. Cualquier proceso metabólico de nuestro cuerpo require agua y conlleva una pérdida de la misma. Para compensar las pérdidas de líquido a nivel celular el cerebro genera la sensación de sed. Si no bebemos comenzaremos a deshidratarnos, lo que a la larga provoca un fallo orgánico irreversible. Es por esta razón que las personas que acometen una huelga de hambre no dejar por ello de beber, puesto que piensan que una vez conseguido el propósito que persiguen con su acto podrán reiniciar una vida normal. En cambio si alguien decide interrumpir la ingesta de sólidos pero también de líquidos es que simplemente desea suicidarse.
Cuando dejamos de comer el cuerpo echa mano de las reservas que acumulamos. Lo primero que se utiliza, a falta de entradas por "la boca", son los hidratos de carbono. Una vez consumidos, se empiezan a emplear las grasas acumuladas. Es por esta razón que la gente obesa puede sobrevivir más tiempo sin comer.
El último paso, tras consumir los hidratos de carbono y las grasas, es alimentarnos de nuestras propias proteínas. Literalmente en comerse a uno mismo. Cuando las proteínas se agotan sobreviene la muerte de forma irremediable.
Ser obeso puede prolongar la agonía, pero el tiempo que tardemos en desaparecer también va a depender del grado de concienciación que tengamos a la hora de afrontar el ayuno. Por ejemplo un preso del IRA que en 1981 ayunó hasta la muerte sobrevivió un total de 73 dias (algo más de 10 semanas) lo cual sólo se explica por la implicación fanática que tomó en el proceso. Tampoco es lo mismo afrontar una huelga de hambre en buena forma física y sentado que hacerlo trabajando y con mala salud. Así mismo en un clima muy frío gran parte de las reservas de nuestro cuerpo se gastarían en mantener la temperatura del cuerpo a 36º, lo cual aceleraría sin duda alguna el fatal desenlace.
Existen muchas historias que circulan por Internet y que se refieren a gente que ha sobrevivido 100 días o más sin probar bocado, o que incluso hace años que no ingieren nada por boca. Sugieren que la energía de su cuerpo procede del sol o cosas parecidas. La verdad es que nunca se ha demostrado científicamente que ningún ser humano pueda sobrevivir sin ingerir alimentos, si bien es cierto que hace años una persona afectada de obesidad mórbida estuvo sin tomar alimentos durante un año entero. Dicha persona tenía grasa suficiente para echar mano de ella cuando lo necesitaba y estuvo controlada médicamente en todo momento (creo que incluso pasó el tiempo de ayuno en un hospital). Así mismo se le suministraban vitaminas y otros compuestos minerales esenciales para sobrevivir sin los cuales habría adelgazado igualmente pero cuya carencia podría haber provocado serios problemas de salud.
En un caso de ayuno prolongado el órgano que más se resiente es el cerebro. De hecho gran parte de la energía que consumimos va destinada a soportar el funcionamiento del mismo. Si el cerebro carece de energía nos puede inducir a estados letárgicos o alucinatorios, síntoma inequívoco de que la muerte está próxima.
A pesar de que hay miles de pruebas de que la gente que no come muere de hambre - tener que enunciar semejante frase ya causa vergüenza - existe una corriente del pensamiento llamada Inedia (palabra latina que significa ayuno) que clama que para el ser humano es innecesario el alimento e incluso el agua para sobrevivir, siendo suficiente alimentarse del prana, lo que para los hinduístas es la fuerza vital.
Las noticias de personas que aparecen de vez en cuando en la prensa afirmando que viven sin comer o alimentándose con una cantidad ínfima de calorías son realmente peligrosas.
A pesar de su manifiesta falsedad, lo único que consiguen es que algunos de los que se adhieren tontamente a dicha pseudo creencia acaben muriendo de hambre y sed, por no mencionar los problemas colaterales de anorexia y bulimina que pueden provocar entre los adolescentes.
Como dijo alguien, el cuerpo humano es como una bombilla, que para iluminar necesita electricidad. Y punto.