Estamos ante un dulce muy popular en Francia e Italia si bien su procedencia es polaca. De hecho al principio se denominó Babá a la Polaca. El término "babá" evoca el término que se emplea para nombrar a las abuelas en idiomas eslavos : baka en serbio, bakcia en polaco etc. Vendría a ser "el pastel de la abuela", algo que queda más serio que decir "Abuela al ron", de connotaciones dudosas. "El Babá a la Polaca dio origen al Babá al Ron y al Savarin, otro dulce muy parecido. Se trata de un bizcocho ligero mojado en ron que se suele coronar con nata montada y alguna fruta en almíbar. Si se siguen los pasos tal y como se indican resulta muy fácil de hacer. En este caso hacemos pasteles individuales aunque lo más común es hacer una torta "familiar".
INGREDIENTES :
Para el bizcocho :
200 gramos de harina blanca de trigo (para hacer repostería)
80 gramos de mantequilla sin sal
Medio vaso (100 ml) de leche
2 huevos
50 gramos de azúcar
10 gramos de levadura fresca de panadería
Para el jarabe que baña los baba al ron :
200 gramos de azúcar
Medio litro de agua
100 ml (medio vaso) de ron
1 naranja
1 palo de vainilla
Para la terminación :
Nata para montar o a presión
Guindas o frambuesas, al gusto
En primer lugar calentamos la leche en el microondas, lo suficiente para que quede tibia. Añadimos la levadura y agitamos bien hasta que se disuelve.
En un bol incorporamos la harina y el azúcar. Removemos bien para que se mezclen añadiendo a continuación los dos huevos batidos. Es el momento de incorporar la leche con la levadura. Batimos bien hasta que queda una pasta homogénea.
Cuando esto ocurra introducimos la mantequilla al punto de pomada (antes la hemos puesto así con unos segundos en el microondas). Batimos de nuevo hasta que la mantequilla queda bien integrada.
Llevamos la masa a un bol, lo cubrimos con un paño de algodón y lo dejamos en un sitio cálido y oscuro alrededor de una hora y media para que por efecto de la levadura suba.
Transcurrido el tiempo colocamos la masa en una manga pastelera y la distribuimos en varios moldes circulares individuales. Podéis emplear moldes para magdalenas u otros de 10 x 2 cm, al gusto.
Rellenamos los moldes y los dejamos reposar 30 minutos para que suban de nuevo. Es el momento de hornearlos a 190 grados durante unos 20 minutos.
Es el momento de hacer el jarabe. Nada más simple. En un cazuela incorporamos el agua, el azúcar, el medio vaso de ron, el palo de vainilla, la piel rallada de la naranja y su zumo. Llevamos a ebullición. Cuando esto ocurre, retiramos del fuego y filtramos por un colador dejando el líquido en un bol grande y ancho.
Si los pasteles ya están horneados, es hora de sumergirlos en el líquido. Los vamos introduciendo y dejando que se empapen a fondo (con un par de minutos será más que suficiente).
Retiramos del baño y coronamos con un poco de nata montada o a presión y una guinda, fresa o frambuesa en todo lo alto. Un pastel que no se os olvidará y que es apto para niños a pesar de la presencia del ron, cuyo contenido alcohólico desaparece al hervir el jarabe.