Una receta norteamericana muy sencilla y fácil de hacer con la que se puede servir un postre rápido pero también usarse como relleno de pasteles, hojaldres etc.
INGREDIENTES (4 personas) :
8 manzanas
8 cucharadas de azúcar morena
El zumo de un limón
50 gramos de mantequilla
Ramas de lavanda (o una cucharadita de canela)
En primer lugar indicar que la lavanda no sólo sirve en perfumería, sino que de hecho es de la familia del tomillo y romero por lo que se puede emplear para aromatizar los alimentos de la misma manera que los primeros. No obstante hay que indicar que debido a su uso habitual en cosmética no hay que abusar ya que tendríamos una sensación olfativa desagradable parecida a "comer jabón". La mejor manera de emplear es que su aroma impregne a otros alimentos. En este caso vamos a incorporar las ramas de lavanda en un frasco donde incorporaremos el azúcar y lo dejaremos toda la noche para que sea éste, y no la planta en sí, la que entre en contacto con los alimentos.
Pelamos y cortamos las manzanas en cubos, las rociamos con el zumo del limón para que no se oxiden y llevamos a una cazuela a fuego medio con el agua justa para que las cubra. Cuando empiece a hervir incorporamos el azúcar y la mantequilla. Dejamos cocer durante unos 10 minutos - o el tiempo que tarden las manzanas en ablandarse.
Pasamos las manzanas por la batidora, colocamos en copas individuales y llevamos al frigorífico para ser servidas frías. Si todo ha sido correcto el aroma a lavanda sólo se percibirá cuando el comensal lleve la cuchara a la boca y de forma muy ténue.