Las papanași (se pronuncian papanásh) son unos dulces muy populares en Rumanía los cuales no faltan en la carta de postres de cualquier restaurante. Tienen un aspecto muy curioso que seguro que si habéis visitado el país os ha llamado la atención.
Se trata de una especie de rosquilla confeccionada con harina y queso cuyo centro se corona con una bolita de masa. El conjunto se fríe o cuece - actualmente más lo primero que lo segundo por una cuestión de rapidez - y luego se baña en crema agria (concretamente en smetana) y en mermelada bastante líquida, sirviéndose caliente o tibia.
Aparte de que no pasa desapercibida por su curioso aspecto, al probarla comprenderéis de inmediato por qué es tan querida y famosa en Rumanía.
INGREDIENTES (4 a 6 papanași, según tamaño)
- 250 gramos de queso blanco, tipo burgos, cottage o ricotta*
- 200 gramos de harina**
- 2 huevos
- 4 cucharadas de azúcar
- 1 cucharadita de levadura química o bicarbonato sódico (mejor la primera)
- 1 pizca de sal
- Aceite vegetal para freír
- Mermelada o sirope de frutos rojos (en Rumanía también se emplea mermelada de cerezas agrias)
- 200 ml crema agria (luego explico cómo se hace)
- Azúcar glas para espolvorear
* El queso blanco que se emplea en Rumanía siempre procede de vaca y tiene menor contenido de agua que el habitual en España. Así que lo recomendable es verterlo en un colador, sobre un bol, y dejarlo escurrir al menos un par de horas antes de emplearlo. Cuando más agua saque, mejor será el resultado.
** Con estas medidas vamos a obtener una masa de aproximadamente 500 gramos pero, esto es importante, si queréis unas papanași más sabrosas, podéis modificar la proporción. Así podéis emplear 300 gramos de queso y 150 de harina, e incluso 400 de queso y 100 de harina. Es decir, la harina abarata y sirve para "secar" la masa, pero no es necesario emplear grandes cantidades.
En un bol grande, mezclamos el queso blanco o ricotta con 2 cucharadas de azúcar hasta obtener una mezcla suave.
Agregamos los huevos batidos y mezclamos bien.
En otro bol, combinamos la harina pasada por un cedazo (para que no haga grumos) con las otras 2 cucharadas de azúcar, la levadura química y la pizca de sal.
Agregamos gradualmente la mezcla de harina a la mezcla de queso, y amasamos hasta obtener una masa suave y elástica. Si queda muy líquida, añadid harina cucharada a cucharada, y no volváis a añadir hasta integrar la anterior.
Cubrimos la masa con un paño y la dejamos reposar durante unos 15-20 minutos.
A continuación formamos pequeñas bolas con la masa, del tamaño de una pelota de golf, más o menos. Hacemos un agujero en el centro y con la masa que retiramos para hacer la rosquilla confeccionamos una pequeña bola que colocaremos en la parte superior, como si cerrásemos el hueco que acabamos de crear.
Calentamos aceite vegetal (maíz, canola o girasol) en una sartén a fuego medio-alto. Debéis conseguir al menos unos 2 dedos de profundidad, de manera que la rosquilla no toque el fondo.
Colocamos las rosquillas en el aceite caliente y freímos hasta que estén doradas y crujientes por todos los lados. Asegúrate de girarlas para que se cocinen de manera pareja. La fritura será bastante tumultuosa al principio para luego dejar de burbujear, señal de que ya está hecha. No coloquéis más de 2 rosquillas cada vez y evitad en todo momento que se toquen.
Una vez fritas, retiramos las papanași del aceite y las colocamos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.
Antes, a la vez que escurrimos el queso, podemos hacer smetana muy básica. Para ello compramos un brick de 200 ml de nata para montar (a ser posible con un 38% de materia grasa) y le añadimos el jugo de medio limón. Lo dejamos a temperatura ambiente y al cabo de las 2 horas tendremos la crema agria.
Un vez fritas las rosquillas, cuando estén tibias, es el momento de componer el plato. Colocamos la rosquilla en el centro del mismo y por encima vertemos una o dos cucharadas generosas de smetana.
A continuación vertemos también por encima mermelada algo líquida (se puede hacer añadiendo a la habitual una cucharada de agua) de arándanos, fresas o frambuesas, aunque también se puede hacer con sirope de fresas. Finalmente se espolvorea azúcar glas por encima.
Nunca se comen fríos, así que a degustarlos de inmediato. Seguro que no los olvidáis !
Es un postre muy popular en Rumania formando parte de la cocina tradicional del país. Se cree que su origen se remonta a la época medieval. Originalmente, las papanași eran una especie de albóndigas de queso que se cocían al vapor, pero con el tiempo se transformaron en una versión frita más moderna. El nombre "papanași" sería equivalente a donut o rosquilla.