En muchos hoteles de negocios de los paises que he visitado suele haber al menos un restaurante que sirve la llamada "cocina internacional". Se supone que el hombre de negocios no tiene tiempo para ir a cenar a un restaurante de cocina local y el hotel proporciona el servicio a través de una carta sencilla de platos neutros. Otras veces el cliente de negocios simplemente no quiere probar las especialidades locales para evitar sorpresas desagradables con los sabores y la condimentación de los platos, sobretodo si está realizando un viaje de muchas etapas donde debe encontrarse siempre fresco. No podrá evitar las consabidas comidas de negocios con los clientes pero al menos dispondrá de noches plácidas pues sé de más de un viaje arruinado por un ardor de estómago o una diarrea inoportuna. Y también hay, por que no decirlo, hombres de negocio e incluso turistas que abominan de cualquier cocina exótica o simplemente foránea y encuentran en la "cocina internacional" alivio a sus penas. He encontrado hombres de negocios del norte de Europa que me han confesado el horror que les produce comer platos preparados con aceite de oliva (!?) en España, horrorizarse ante un plato de calamares o sufrir con el simple aroma a ajo. El Camembert rebozado es un plato bastante recurrente en los menús de los restaurante de cocina internacional que puede prepararse en menos de 5 minutos.
INGREDIENTES :
Queso camembert cortado en raciones
Harina de trigo
Huevo
Harina de galleta
Aceite virgen extra de oliva
Mermelada roja (arándanos, tomate etc)
Pasamos por harina de trigo cada porción de queso camembert y mojamos en huevo batido. A continuación rebozamos en harina de galleta y freímos en aceite muy caliente y abundante por cada lado, sólo unos instantes. Sólo un poco del queso se fundirá pero quedará dentro del empanado. Sacamos con cuidado la porción y la envolvemos en papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Se emplata y sirve todavía caliente bañado con una buena cucharada de mermelada de arándanos, tomate, frambuesa o cualquier mermelada roja que encontreis. La gracia de la receta es pillar con cada bocado el queso con un poco de la mermelada y así apreciar el contraste de sabores.