Ka'ak


El término árabe ka'ak es una especie de muletilla tras la que se esconden centenares de recetas que se refieren a panes o pasteles. De hecho el término ka'ak vendría a significar "horneado". Hay muchos tipos de ka'ak (dulces, salados y ni dulces ni salados) aunque muchos de ellos cuentan con un agujero en el centro o poseen forma de lazo. Otros en cambio - como esta receta - tienen la forma clásica de una galleta. Difieren bastante en el sabor pero todos los ka'ak emplean gran cantidad de mantequilla en su confección. El achmach turco o el koulouri griego se pueden considerar variantes de ka'ak. Que yo sepa solo en  Palestina y el Líbano - me dicen que también en el Yemen - se les conoce simplemente como ka'ak.

La receta que os voy a dar es de ka'ak ni dulce ni salado. Se suele emplear igual que las galletas dulces convencionales, pero sobretodo para acompañar el té.

INGREDIENTES :

130 gramos de harina de respostería
2 huevos
Medio vaso (100 ml) de galletas trituradas (la de tipo "maría" van perfectas)
Medio vaso  (100 ml) de mantequilla liquida
3 cucharadas de leche
3 cucharadas de agua
1 cucharadita de levadura seca de panadero
1 cucharadita de pimienta negra molida
Media cucharadita (unos 2 ó 3 gramos) de sal

En un bol cascamos los dos huevos, usando la yema y la clara de uno y solo la clara del segundo. Guardamos la yema que resta para pintar más adelante las galletas. Batimos los huevos.

Incorporamos al bol la sal, la pimienta negra, la levadura, el agua y la leche, además de la mantequilla que hemos licuado en el microondas. Batimos bien hasta que queda una mezcla homogénea.

Añadimos a continuación las galletas trituradas y mezclamos. Seguidamente añadimos la harina tamizada para que no haga grumos y mezclamos bien con una cuchara de madera o espátula de silicona hasta que obtenemos una masa que por ser demasiado seca tenemos que trabajar a mano. Con 10 minutos de amasado debería ser suficiente. La masa estará hecha cuando apretemos los dedos contra ella y queden marcados.

Colocamos de nuevo en el bol y cubrimos con papel film, dejando que repose durante una hora, más o menos. 

Transcurrido el tiempo separamos bolas del tamaño de una pelota de ping-pong, las hacemos redondas y luego aplastamos hasta obtener una pieza de medio centímetro de grosor. Lo habitual es darle diversas formas usando moldes de galleta o simplemente haciendo cortes que usamos para realizar filigranas con la masa. Se trata de una decoración tradicional que no quita ni pone sabor, asi que realizadla si deseáis.

Precalentamos el horno a 180 grados. Colocamos las galletas en una bandeja cubierta de papel para hornear y las pintamos con la yema de huevo que habíamos reservado. Introducimos en el horno y mantenemos unos 25 minutos o hasta que se se vean bien doradas.

Extraemos y dejamos enfriar, consumiendo a continuación. ¿Y el azúcar? Pues solo lleva el azúcar que tengan las galletas maría trituradas y que no es poco, pero no suficiente para notarlas demasiado dulces. Por otro lado llevan pimienta y sal. Dado que el sabor contrapuesto del dulce no es el salado, contra lo que  muchos creen, notaréis que son tanto dulces como saladas, predominando el sabor graso de la mantequilla. Es difícil explicar, así que mejor las preparáis que no son nada difíciles.