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El año pasado una diputada italiana presentó un proyecto de ley para sancionar a los padres que proporcionaran una dieta vegana a sus hijos. El peligro era que según la susodicha el niño vegano estaba malnutrido ya que carecía de algunos micronutrientes esenciales.
El año pasado una diputada italiana presentó un proyecto de ley para sancionar a los padres que proporcionaran una dieta vegana a sus hijos. El peligro era que según la susodicha el niño vegano estaba malnutrido ya que carecía de algunos micronutrientes esenciales.
Es normal que las familias veganas traten de que sus hijos lleven una vida a su vez vegana puesto que la consideran saludable y llena de ventajas. Sería un contrasentido desde su punto de vista que ellos fueran veganos por convencimiento respecto a las bondades de dicha dieta mientras a la vez cocinan un bistec para su hijo porque alguien les dice que si no su hijo tendrá problemas de salud. Entonces, ¿a qué venía la ocurrencia de la diputada italiana? Seguramente era fruto de la ignorancia.
Un niño puede ser vegano sin problema. No por ello estará mal alimentado ni sufrirá carencia vitamínica o mineral de ningún tipo si exceptuamos la vitamina B12. La vitamina B12 sólo está contenida en alimentos de origen animal y a no ser que quien practica dicho estilo de vida la obtenga por otros medios, va mostrar carencia de la misma. Si no es un vegano estricto y consume huevos y leche, en este caso el suministro de B12 está garantizado. Está demostrado que si no se ingiere vitamina B12 a largo plazo se pueden provocar daños importantes en nuestro cuerpo. Si alguien piensa que dicha carencia ya de por si justifica que la dieta vegana sea considerada peligrosa para los niños está en un grave error. Se considera que al menos un 25% de los adultos mayores de 50 años son deficitarios de B12, así que llega un momento de nuestra vida en que seamos vegetarianos o no, deberíamos tomar pastillas de B12. El gran problema es que la mayoría de los adulto no vegetarianos no saben nada de la B12 ni lo que implica para su salud.
Pero al igual que ocurre con las dietas completas, hay vegetarianos que comen fatal y no lo saben. Es más, creen de forma errónea que por comerse una lechuga al día son personas más sanas que otras que comen un chuletón de buey. Y no es cierto. Tanto los vegetarianos como los carnívoros deberían comer variado. Cuanto mayor sea la cantidad de alimentos diferentes que se consuman, mejor será nuestra dieta. Un vegano por ejemplo puede ser obeso porque consume una gran cantidad de grasas procedentes de los frutos secos o el aceite de oliva. Y ser obeso es igual de malo para veganos como para omnívoros.
Así que lo mejor, si queremos que nuestro hijo sea vegano, es planificar muy bien su dieta, a ser posible con la ayuda de un nutricionista. Nuestro hijo vegano estará bien alimentado si consume 20 ó 30 variedades de verduras y frutas aparte de las proteínas que le puedan otorgar legumbres y las grasas procedentes de algunas frutas como el aguacate, los frutos secos o el aceite de oliva. Luego queda evaluar si se le da un suplemento vitamínico de B12 o se prefiere seguir una dieta ovoláctea para conseguir más o menos lo mismo.
¿Y desde cuándo pueden ser veganos? Desde que nacen si así se desea. Lo que es imprescindible es que el niño tome la leche materna por sus múltiples cualidades y su efecto beneficioso en el sistema inmunológico. Si la madre es vegana recibirá B12 a través de ella, tal y como ha ocurrido durante los 9 meses de embarazo. Cuando a partir de los 6 meses empiece a comer sólido, deberá consultar con el pediatra la cantidad de B12 que debe suministrar al bebé como complemento a la que ya recibe a través de la leche materna.
Respecto a otras tonterías sobre bajos de niveles de hierro o ácido fólico de las dietas veganas que tan a menudo se oyen en los foros no hace falta ni hablar. Repito, con un buen complemento de B12 y una dieta variada, el niño vegano es tan sano como el que más.