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Cebollas rellenas

Ahora que llegan los Oscars, la cebolla no es a menudo ni el secundario de la película de una receta. Como mucho se ha de conformar con ser figurante. Que yo recuerde en este blog sólo ha sido protagonista en la sopa de cebolla y el pastel de ídem, si exceptuamos los calçots que para muchos no es lo mismo que una cebolla (aunque en realidad sí lo sean). 

Considerada - o mejor dicho desconsiderada - siempre como una verdura menor, lo cierto es que su presencia en nuestra dieta es imprescindible. Aporta vitaminas de tipo A, B y C, además de diversos minerales poco frecuentes en otras hortalizas, pero sobretodo dispone de algunos componentes que facilitan la disolución del ácido úrico o son beneficiosos para la prevención de la osteoporosis. 

España es un gran productor de cebollas con algunos tipos como el de Palenzuela o las moradas de Figueres - de las cuales soy fanático - de alto valor culinario pero aún así nuestra gastronomía es muy tímida a la hora de asignarles un rol relevante. Salvo el caso de los calçots o como ingrediente - no siempre presente - en la tortilla de patatas, pocas veces la vemos en roles protagonistas. Tal vez porque siempre ha sido sinónimo de escasez, como en aquella frase de "contigo pan y cebolla" donde la futura pobreza se medía por la única posesión de este humilde bulbo. Y si no que le pregunten a Miguel Hernández.

De hecho tanto el pastel de cebolla como la sopa son recetas francesas y ésta que nos ocupa a continuación, también. Debe ser que en Francia la cebolla tiene otra categoría.

INGREDIENTES (4 personas) :

4 cebollas moradas muy grandes (o varias grandes si no encontráis de las primeras)
150 gramos de jamón serrano cortado en taquitos
Pan duro
Caldo de ave o carne
1 cucharada de orégano picado
Sal
Pimienta
Aceite virgen extra de oliva

En primer lugar debemos remojar el pan duro en el caldo. La cantidad de pan necesaria variará de acuerdo al tamaño de las cebollas, pero suele ser la que quepa - ya desmenuzada - en un vaso de agua convencional (200 ml).

Mientras el pan está en remojo cortamos un extremo de la cebolla - guardamos la "tapa" para utilizarla después -  y vaciamos el interior de la misma con cuidado de no romper las paredes. La pulpa extraída la picamos muy fina.

En un bol mezclamos los taquitos de jamón con la cebolla picada, la cucharada de orégano, otra de aceite de oliva y salpimentamos con cuidado (el jamón ya suele ser bastante salado). Añadimos la miga de pan, mezclamos bien, y con esta masa volvemos a rellenar los huecos que habíamos creado en las cebollas y que previamente hemos remojado un poco con aceite. Evidentemente el relleno sobrepasará el tamaño del hueco. No importa, debe sobresalir.

Precalentamos el horno a 180 grados y horneamos durante unos 40 minutos o hasta que cebolla está visiblemente dorada.  Se sirve bien caliente. 

Una receta que os hará cambiar la opinión sobre este humilde bulbo.