En la Navidad portuguesa no suelen faltar los Sonhos (literalmente "sueños"). Se trata de unos buñuelos de pasta choux muy fáciles de hacer que una vez fritos se rebozan en azúcar glass y canela en polvo.
INGREDIENTES :
- 125 ml de agua
- 125 ml de leche
- 125 gramos de harina
- 100 gramos de mantequilla
- 4 huevos grandes
- 1 palo de canela*
- 10 gramos de azúcar
- Un pellizco de sal
- Azúcar glass
- Canela en polvo
- Aceite vegetal para freír (canola, girasol, maíz)
* El palo de canela no está en la receta original pero da un mejor sabor a la pasta que, a fin de cuentas, será luego rebozada en canela en polvo.
En un cazo a fuego medio incorporamos los 125 ml de agua, los 125 de leche, media cucharada de azúcar, el pellizco de sal, el palo de canela y la mantequilla a trozos.
Cuando la mantequilla se ha fundido del todo, retiramos en primer lugar el palo de canela e incorporamos de golpe los 125 gramos de harina (es recomendable pasarlos antes por el colador para evitar grumos).
Removemos vigorosamente con una cuchara de madera a fuego medio-bajo hasta que la masa se desprende de las paredes de la cazuela.
Es el momento de incorporar los huevos.
Lo vamos haciendo de uno en uno, removiendo bien para que se integre con la masa. No pondremos un nuevo huevo hasta que el anterior no se haya integrado bien.
Una vez tenemos la pasta choux preparada, vamos a freír los Sonhos.
En una sartén disponemos una importante cantidad de aceite, de manera que haya al menos un dedo de profundidad. Calentamos a temperatura media. Bajo ningún concepto dejéis que el aceite se caliente mucho o llegue a humear o los buñuelos se quemarían por fuera y quedarían duros por dentro.
Con una cuchara cogemos una cantidad de pasta choux y con otra la deslizamos con cuidado hacia el aceite caliente. Se fríen solo unos pocos cada vez, evitando que se toquen. Se freirán con un burbujeo medio y además se inflarán.
Les vamos dando vueltas hasta que toman un bonito color dorado. En ese momento se retiran dejándose escurrir el aceite sobrante sobre una rejilla o un papel absorbente.
Cuando los hemos frito todos y están al menos a temperatura ambiente, los hacemos rodar sobre un plato donde hemos dispuesto una mezcla de azúcar glass y canela en polvo.
Ya veréis la delicia que son.