Una receta muy fácil de preparar especialmente dedicada a los amantes de la cocina oriental.
INGREDIENTES (4 personas)
2 pechugas grandes de pollo (400 gramos)
1 lata de piña en su jugo o bien una piña fresca
1 cebolla grande morada tipo "Figueres"
3 dientes de ajo
Medio vaso (100 ml) de salsa de soja
Medio vaso de leche de coco
Una cucharada de jengibre en polvo (o fresco rallado)
Aceite virgen extra de oliva
En primer lugar vamos a marinar el pollo. Cortamos las pechugas en cubos y los depositamos en un bol con las rodajas de piña cortadas a trozos, la salsa de soja y el jengibre. Las dejamos reposar de esta manera durante al menos una hora.
En una sartén vertemos un chorro generoso de aceite y en él pochamos la cebolla cortada en juliana y los ajos bien picados sin el germen verde. Cuando la cebolla empieza a transparentar añadimos los trozos de pollo (sin la marinada) y los hacemos hasta que se doran ligeramente por todos lados.
Cuando esto ocurre añadimos la salsa de la marinada (los trozos de piña, el jengibre y la salsa de soja) y sin dejar de remover esperamos hasta que el pollo está hecho. En ese momento añadimos la leche de coco, removemos bien un par de minutos y listo para servir.
Notaréis que no lleva sal ni pimienta ya que la soja y el jengibre ya constituyen suficiente aderezo. Se suele servir acompañado de tallos de bambú frescos o arroz basmati hervido o con una ensalada donde no falte la soja fresca.