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Carrillada de ternera a la flamenca (Bélgica)


Esta es una receta belga-flamenca muy original que podéis utilizar para cualquiera de las comilonas que se avecinan. Además es aconsejable dejarla hecha el día anterior por aquello de que los estofados saben mejor en reposo. Resulta barata y con ella puedes alimentar a cualquier tropa que se presente en casa.

INGREDIENTES (6/8 personas) : 

2 kg de carrillada de ternera
12 zanahorias 
100 g de mantequilla (o aceite de oliva, al gusto)
3 cebollas grandes moradas tipo "Figueres"
6 rebanadas de pan integral o de semillas
Una cucharadita de azúcar moreno
Litro y medio de cerveza negra (si es flamenca pues mejor que mejor)
3 Kg de patatas
Harina blanca de trigo
Mostaza francesa "ultra-fuerte"
Sal
Pimienta
Aceite virgen extra de oliva

En una cazuela grande fundimos la mantequilla (esto lo podéis hacer también con aceite, lo he respetado porque es así en la receta que me envió hace tiempo un restaurante de Brujas) y pasamos las carrilleras hasta que se doren por ambos lados.

A cotninuación las retiramos y enharinamos (sí, es correcto, se enharinan DESPUÉS de pasarlas por mantequilla). 

Para limpiar el fondo de la cazuela donde hemos dorado las carrilleras vertemos un poco de cerveza y rascamos (esto no se desecha, es parte de la sustancia del caldo !)

Cortamos las cebollas en juliana  incorporándolas a la cazuela. Cuando la cebolla transparenta se agregan las zanahorias cortadas en rodajas y seguidamente el resto de la cerveza.

Cuando este caldo empiece a hervir agregamos la cucharada de azúcar morena, dos vasos de agua (500 ml) y las rodajas de pan que previamente hemos untado por ambos lados de mostaza fuerte (de esa que te dan ganas de estornudar nada más la pones en los labios).

Salpimentamos y dejamos cocer a fuego lento 4 horas (sí, 4 horas...no es un error) para que ligue la salsa.

Apagamos el fuego y dejamos a temperatura ambiente con la cazuela tapada. Si hace demasiado calor en vuestra casa, en el frigorífico cuando temple en la parte alta (menos fría).

Al día siguiente pelamos las patatas, las cortamos en gajos grandes y las cocemos hasta que quedan tiernas pero el corazón siga duro. Las escurrimos a conciencia y las pasamos por una mezcla de sal y pimienta negra molida. Las freímos a continuación en abundante aceite de oliva hasta que se doran.

Para emplatar esparcimos las patatas fritas por el plato a modo de base. Encima de ella metemos las carrilleras con su aderezo de zanahorias y cebolla. ¿Os parece un plato pantagruélico? Pues sí, lo es, pero te pones morado y a todo el mundo gusta sin excepción. 

Nota : si después de comerse una carrillada a la flamenca alguien pide sacarina con el café, a menos que sea diabético, es pa' matarlo.